Opinión

Amor eterno

Pues, dilecta leyente, la supongo informada del extraño “sucedido” del que se han hecho eco los medios, relativo a ese joven de 26 años, de Ourense, que perdió la vida al tratar de acceder al piso de su novia por una ventana, cayendo “decúbito prono” al patio de luces desde el octavo piso.
Cierto que puede haber muchas hipótesis y de distinto signo, pero este menda, dilecta, cree en el amor y, además cualquier otra opinión de carácter negativo sobre las motivaciones del joven, como Allanamiento de Morada, Robo con escalo, Intento de abuso sexual, etc., toparían con la extinción de responsabilidad criminal “por la muerte del reo” y además sería manchar su honor que se le supone y que la Constitución atribuye a la persona por el mero hecho de serlo. Es decir, presunción de inocencia hasta que se demuestre lo contrario.
Quiero pensar en que el muchacho sufrió un arrebato de pasión y quiso darle una sorpresa a su amada, acudiendo al método de los antiguos caballeros medievales, escaladores de muros, balcones y almenas para acceder a los aposentos de su doña Inés de turno, venciendo el vértigo y el miedo a encontrarse con un moderno comendador de Ulloa, defensor de novicias.
En este caso, la doncella no debía sospechar de las inflamada vehemencia de su don Juan y por ello no le arrojó la escalera de cuerda para facilitarle el trabajo y el amado murió en el intento, quizá con el nombre de ella en la boca y una interrumpida poesía en los labios, y es que el amor tiene esas cosas: “Te querré hasta la muerte”, incluso, como en la película Ghost, más allá de la muerte. Desde luego, cualquier parecido con el final de Pretty Woman sería pura coincidencia aparte de una horterada solo apta para polichinelas.
Otro ejemplo reciente de amor eterno es el que protagonizaron George y Ora un matrimonio de Texas que tras 58 años de feliz matrimonio murieron casi al mismo tiempo, cogidos de la mano, y como algún experto ha sostenido “es posible morir de amor”. Al parecer se querían desde su más tierna adolescencia que fueron incrementando con el transcurrir de una dichosa convivencia. 
Es reconfortante oír a la psicóloga Alicia Lareu decir que “Los lazos afectivos y emocionales que desarrollan algunas personas en ocasiones son tan fuertes que incluso los pueden llevar a morir casi al mismo tiempo”•
En fin, el joven ourensano tal vez murió por amor y George y Ora murieron de amor. A ellos no se les acabó el querer, como cantaba nuestra siempre recordada Rocío Jurado. En cualquier caso: “Espérame en el cielo, corazón, si es que te vas primero”.
 

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