Opinión

aquella sirena del samil

El turismo vigués se puso en marcha con la construcción del hotel Samil hace 40 años, que supuso un paso serio para darle carácter de ciudad de visitas a lo que era una urbe industrial y gris. El edificio frente a la playa, en una disposición y diseño habitual de los años setenta similar a otros muchos diseminados por toda la costa española, fue abiertamente el primer intento de que Vigo fuera una ciudad turística. Lo fue hasta el punto de que el Samil iba a ser el primero de muchos otros hoteles en la costa, lo que finalmente no ocurrió salvo con los -frustrados- aparthoteles, quedando la zona en una especie de tierra de nadie de la que todavía no ha salido por indefinición continuada y manifiesta. La dirección del Samil incluso colocó un símbolo de Vigo turista con la famosa sirena sobre la Ría, que hasta hace no mucho era la quizá mejor marca local, como también fue de aquella época la Puerta del Atlántico, igualmente descartado como eslogan, cuando se trata de uno fantástico, sencillo y descriptivo. 
Vigo es ahora un destino turística de verdad por lo que dicen las cifras de este año tan extraño que acabará con récords históricos de ocupación hotelera y visitantes a las Cíes, pero carece de una estrategia de ciudad que pueda garantizar una cierta continuidad. Y eso para por concentrar la gestión en una sola mano, quizá un consorcio como en Coruña o Santiago, de enormes resultados, o en otro tipo de oficina profesionalizada y con una  perspectiva coherente y sobre todo permanente. En el turismo hay  mucha incertidumbre y pocas garantías. Hasta este año, Vigo era el primer puerto de cruceros del Norte peninsular, testigo que pasa a Coruña y quizá muy pronto a Oporto. Al margen de alianzas comerciales es resultado de políticas turísticas que han dado resultados. Continuará...

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