Opinión

Lla batalla de Rande, fiesta

Con buen criterio y oportunidad, el Concello de Redondela ha decidido hacer suya la conmemoración de la Batalla de Rande que en los últimos cuatro años -esta es la quinta ocasión- ha organizado la asociación cultural y vecinal del Estrecho, muy activa. La misma fue capaz de conseguir la cesión de la Autoridad Portuaria de Vigo de la antigua fábrica del Alemán, del respaldo del ayuntamiento redondelano y de fondos europeos para rehabilitar el entorno y abrir Meirande, que no es un museo pero podría llegar a serlo. De momento, tiene a favor un factor determinante: se encuentra emplazado en el lugar físico donde se desarrolló la batalla, de eso hace ya 312 años. Además, muy cerca se encuentra el castilllo de Rande, único testigo de aquella tragedia naval en la que murieron unas 5.000 personas, quizá más, y que a la postre sólo sirvió para que los ingleses y holandeses presumieran, para que la Dinastía Borbón se consolidara con Felipe V gracias a la plata que trajo de las Indias, y para que Vigo tenga una calle en el centro de Londres. En realidad, la calle está dedicada a Rande y la batalla, no a la Muy Leal.
Como el ser humano es capaz de adaptarse a casi cualquier situación, el paso de los años ha convertido un trágico suceso sangriento en una fiesta popular, como también pasó con la Reconquista en Vigo. Redondela ha visto que ahí hay petróleo y se ha decidido a extraerlo, con una apuesta por la mejora del evento que pasa por que tenga declaración oficial en Galicia, el primer paso. Todo ello tras constatar que la Muy Leal se desentendía de ser protagonista del único episodio que ha colocado su nombre en la historia europea: un momento en que el continente bullía en la Guerra de Sucesión española.

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