Opinión

eiras, la universidad y picher

Todavía no se ha hecho el homenaje que se merecía de verdad Joaquín García Picher, un gran alcalde que forjó los cimientos del Vigo que vendría después. Sin dos de sus principales actuaciones, logradas en momentos muy difíciles, no se entendería hoy esta ciudad. Ni siquiera sería viable. 
Una, la construcción de la presa de Eiras, que se demostró un éxito en todo: en su tamaño y en su emplazamiento, en una de la zonas de mayor pluviosidad de España. García Picher consiguió convencer al Gobierno de entonces, de mediados de los setenta, de que había que acometer la obra o Vigo se moriría de sed. El embalse de Zamáns era claramente insuficiente para una población que en poco tiempo había pasado de 150.000 a 250.000 habitantes gracias al desarrollo de Coia y al empuje de la industria. Con Zamáns, Vigo ya había pasado problemas de falta de agua y la solución pasaba por otro embalse: Eiras, diez veces mayor. 
La otra, impulsar la creación del colegio universitario en colaboración con la caja viguesa, en los altos de Zamáns, donde el terreno era barato y había posibilidades de construir edificios. Luego llegarían las ingenierías superiores y una década más tarde ya estaban las bases constituidas para convertir el colegio universitario en la Universidad de Vigo, que ha sido lo más importante que le ha ocurrido a la Muy Leal en los últimos 30 años, quizá más. Sin el impulso de Picher no se habría logrado. Ni sin la decisión de Fernando González Laxe, otro al que esta ciudad le debe una calle, pese a su participación posterior en la exclusión de Vigo como puerto nodal favoreciendo de forma descarada a Coruña en colaboración decisiva con el entonces ministro José Blanco. Continuará...

Te puede interesar