El impacto de la crisis económica ha sido incluso superior en Portugal que en España, con cierre de centros de salud, reducción de asistencias sanitarias y pensiones y la introducción de peajes en las autovías, entre otras medidas impopulares que tumbaron dos gobiernos de signo opuesto, con un déficit brutal que llevó al país a su rescate por la Unión Europea, incapaz de afrontar sus pagos, con lo que ello supone en cuanto al cumplimiento de obligaciones fiscales y de estricto control del gasto. Una economía casi de guerra, sin margen, controlada. Todo ello parece superarse y Portugal se ha puesto en marcha, como ayer quedó demostrado de forma expresa en el acto celebrado en Valença, cuyo impacto irradiaba descaradamente hacia más allá del Miño. Se pudo comprobar en el despliegue de medios gallegos y también –o sobre todo- en la intencionalidad de las intervenciones realizadas por los representantes políticos. Tanto el alcalde valenciano, como los responsables del Ministerio de Planeamiento e Infraestructuras luso, incluido el ministro, insistieron en que la mejora de la línea n supone sino un tramo de un proyecto mucho más importante enfocado no sólo hacia los pasajeros, sino sobre todo a la captación de mercancías. Y que el objetivo no es otro que convertir la Eurorregión Galicia-Norte Portugal en un hecho cada vez más visible inclinado hacia el lado lusitano, con el puerto y aeropuerto de Oporto de líder en mercancías y pasajeros. Es un hecho visible. Quizá también sea una oportunidad, pero la realidad está ahí. Y Portugal se ha puesto en movimiento. Continuará...
