Opinión

Por la reforma y el cambio

Desde las fechas del comienzo de la campaña electoral hasta el día de hoy no se hace más que escuchar esta frase repetida continuamente en todos los discursos políticos. Podríamos añadir en algunos sectores de los partidos de izquierda la frase de: ‘¡Que paguen los ricos!’ Sin embargo si se hace una encuesta a la población por sus opiniones, salvo el problema gravísimo del paro, la creación de empleo, la corrupción y la pobreza, a renglón seguido se responde con un popurrí de distintos posibles agravios pero nadie piensa en un cambio radical que podría transformar un país extremadamente civilizado y moderno en algo totalmente distinto. Hay que tomar en cuenta el gran sistema entrelazado de distintas organizaciones, nada que ver con la política, que permiten que España sea un país sofisticado dentro del compendio de las 28 naciones de la Unión Europea, sin olvidar la importancia de pertenecer y ser reconocido en los foros internacionales. ¡Y son muchos! Por eso vuelvo a la pregunta fundamental. ¿Qué es lo que quiere la sociedad que cambie sin que se descomponga totalmente el sistema actual que ha estado funcionando, hasta diría que silenciosamente desde el momento de la transición en 1978? 
Hablemos de una España unida versus la división que ocurrió a otros países. Tenemos tres ejemplos a finales del siglo pasado que cambiaron el panorama europeo; la Unión Soviética, Checoslovaquia y Yugoslavia. USSR se convirtió en Rusia, un país capitalista y una plétora de satélites. El régimen comunista del antiguo imperio murió. Sin embargo, continuó otro tipo de lucha por más independencia aun, especialmente en Ucrania. Checoslovaquia, el segundo, se convirtió, pacíficamente en Eslovaquia y el país Checo, ambos ya son miembros de la Unión Europea. No hubo conflicto. Pero la partición de Yugoslavia fue un desastre. 
Desde 1991 hasta el 2001 hubo guerras, poblaciones destruidas y masacres que finalizaron gracias a la intervención militar de la ONU, seguidos de juicios por crímenes de guerra. Pues ahí tienen, estimados leyentes, tres ejemplos de lo que podría ocurrir en España si se decide por el independentismo. 
Ahora pasemos al ‘tipo’ de país que proponen dos sectores opuestos del actual baile de sillas de los partidos políticos que se disputan el poder. Están los que promueven la continuidad de la Constitución del 82 y los que quieren desmantelar el actual sistema de administración y gestión de las instituciones. O sea, casi todo lo conseguido en los últimos 40 años. La mejor manera de explicar la diferencia es indagar en lo que han presentado últimamente la mayoría de los medios de comunicación; un estado que conforma a las actuales reglas de juego de la Unión Europea o una ruptura para convertir el país en un sistema tipo bolivariano como otros de latino américa. ¿Y de qué país en particular estamos hablando? ¡De Venezuela! Hace un par de semanas la revista británica ‘The Economist’ publicó un reportaje sobre la actual situación de este país. 
Algunos detalles ya han aparecido en los medios españoles. He aquí un pequeño extracto: ‘A las 9:30 de un jueves, 6 venezolanos esperan para comenzar un recorrido del mausoleo de Hugo Chávez. En la otra acera, una fila de 120 personas hacen cola desde las 3 de la mañana para entrar en un supermercado…el gobierno admite que en 12 meses hasta septiembre del 2015 la economía se ha contraído en 7.1% y la inflación estaba en 141%... el FMI predica un panorama aún peor con una futura inflación de hasta 720%...el gobierno ya no tiene reservas de dólares…’ Yo, desde luego, no quiero esto.

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