Opinión

Otra clase de violencia

Existe otra que es tan vil como la de género. Además, es masiva, con un gran número de víctimas causado por criminales enmascarados que pululan por la nación, las ciudades y los pueblos generalmente impunes ante la ley usando un solo arma. Me refiero a esos malvados conductores al volante de un coche que no respetan la ley, un gran número sin carnet, sin seguro y encima borrachos y drogados. Todos los días hay una noticia en algún periódico que nos informa de otro accidente mortal por culpa de estos energúmenos. El sábado pasado nos visitó uno de los magos más prestigiosos de nuestros tiempos, Jorge Blass. Al volver de un acto en el teatro García Barbón a su hotel, era atropellado por un conductor, aunque poco ebrio, fue suficientemente serio por sufrir una fractura en su brazo derecho que es precisamente su ‘herramienta’ de oficio. Por otro lado, vemos que la justicia ha conseguido imponer una multa con condena de cárcel de 6 años a los conductores que atropellan a los ciclistas, pero hasta ahora la mayoría de los culpables eran geriátricos y nunca dieron signos de drogados ni borrachos. 
La DGT nos muestra videos de todo tipo de conductor que no respeta las normas de circulación, pero estos están generalmente en las carreteras, especialmente las secundarias. Sin embargo, en las ciudades, y juzgando a la Muy Leal por lo que veo a diario, abundan un gran número de conductores/as y en especial, los moteros/as que las normas simplemente no existen. Hay una especie de ‘café para todos’ para hacer lo que les da la gana.
En las calles anchas y principales, sea la Gran Vía, García Barbón y en especial, Pi y Maragall para dar ejemplos no hay uno que vaya a 50 kilómetros por hora que es la velocidad genérica que corresponde en la ciudad. ¿Pasos de peatones, semáforos, líneas continuas? ¡No existen! Pero el número de conductores que además siguen sin importarles si tienen o no permiso de conducir o un seguro parece que va en aumento. 
No pretendo ser un angelito al volante, pero además de tener un cacharro viejo que apenas supera los 120 kilómetros por hora, un carnet de 15 puntos desde hace años, sigo pagando una de las primas de seguro más caras en España por vivir en una provincia considerada como peligrosa. O sea, que pago por los demás sinvergüenzas que les importa dos bledos las leyes de tráfico. ¿Y la Policía Local que dice e incluso que hace para remediarlo? Este año cobraran casi un millón de euros por horas extras. Pero el interventor censura esta norma de cobrar pluses porque son por tareas cotidianas. ¡No me extraña nada! La Muy Leal se ha convertido desde hace tiempo en un verdadero parque temático con cierre de calles, especialmente los fines de semana para todo tipo de actividad de ocio. Maratones a ‘go go’, una que otra vuelta ciclista, farras con charanga, hasta incluso un extraordinario ‘acueducto’ para disfrute de las familias con niños. 
Hasta algunas aceras de las nuevas humanizaciones son peligrosas. ¡Ojo con caminar desde la puerta del Sol hasta el Paseo de Alfonso! Entre motos que quieren aparcar y las furgonetas de reparto que suben a la acera es una cuestión de sálvese quien pueda. Lo sé porque lo sufro todos los días en mi paseo matinal. Para muchos es vida cotidiana, pero no lo es. La ley vial que causa muchísimas victimas tanto mortales como de discapacitación existe sin embargo aún estoy por ver una verdadera campaña, similar a la de la violencia de género que acabe con esta lacra de la sociedad.

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