Opinión

La Fiesta del Jamón de La Cañiza

El pasado 15 se celebró la 48 edición de la famosa fiesta del jamón en este pueblo emblemático de Galicia. Al día siguiente este periódico publicó un buen reportaje del acontecimiento y el lunes 18 otro excelente informe sobre la explotación del jamón que detallaba las iniciativas para establecerlo internacionalmente como un producto de primerísima calidad gallega. Con todo el respeto a todo este bombo y platillo decidí ser un poco de aguafiesta de contradicción por la simple razón de que no fue el año 1966 (48) la inauguración oficial sino mucho antes en donde ya se armaba la marimorena con verbena incluida que si recuerdo bien remontaba al año 1957. Me explico. Cuando viajé en marzo de 1956 rumbo a la escuela de ingeniería del Cable Ingles en Inglaterra desde Montevideo en el buque de la Mala Real ‘Andes’, al atracar en Vigo se subió un gallego llamado Manolo Merino (QEPD) futuro ingeniero que iba al mismo sitio. Posteriormente coincidimos en el mismo grupo de estudiantes. Naturalmente nos hicimos buenos amigos. Recuerdo que ‘falaba galego’ y se entendía muy bien con dos brasileiros que estudiaban con nosotros.  Cuál fue mi sorpresa cuando un año y medio más tarde la empresa me destinó a Vigo y juntos comenzamos a trabajar en las oficinas de la Muy Leal en el edificio de Correos en la Plaza de Compostela.
 Pues bien, Manolo era de la Cañiza y su padre era el jefe de Telégrafos del pueblo. Llegado el verano mi compañero sugirió que junto con los otros ingleses de la empresa, Ken Stuart y John Street (QEPD) fuésemos a una gran juerga que había en su pueblo donde estaban festejando la verbena del jamón. Y ahí nos fuimos en autobús -que no recuerdo cuanto tardamos- a disfrutar de algo distinto a la rutina diaria de trabajo. Debo añadir que los ingleses solo conocían al jamón cocido (de York). Como yo procedía de Uruguay ya estaba acostumbrado a lo que se llamaba jamón (crudo) que se compraba en los ‘almacenes’ de los gallegos en Montevideo. Hablemos de la fiesta. Era la época de la dictadura y las ‘señoritas’ tenían que estar en casa a las 10 para cenar en familia. ¡Ah! Pero cuando había fiesta, la charanga seguía hasta la medianoche y naturalmente las mozas podían disfrutar un par de horas o quizás tres más bailando al son de la orquesta municipal. Tengo que añadir que al ser recién llegado a Galicia y estar acostumbrado a las de mi pueblo ver a tantas señoritas gallegas vestidas de lo más atractivo al estilo español quedé un poco deslumbrado. Recuerdo que acabé bailando durante mucho tiempo con una jovenzuela que no tendría más de 18 años, morena de ojos negros y como dicen los ingleses tenía todas sus curvas físicas en el sitio que correspondía.
Pero como ocurre con muchos sablazos de la juventud una vez regresado a Vigo me olvidé de la fiesta del jamón y de la morena. Pronto conocí a la que es hoy mi mujer de toda la vida. Pero volviendo a lo primero, al igual que muchísimas otras anécdotas personales sigo pensando que a veces los investigadores no hacen sus deberes lo suficiente para que el futuro histórico sea el verídico y no algo superficialmente inventado. Con esto no quiero menospreciar la 48 edición de la fiesta del jamón de la Cañiza pero creo que la fiesta que disfrutamos ese año justifica que la de 2014 sea considerada a partir de ahora como la Nº 57. ¿O no?.

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