Opinión

Animales

El sexo, hacer el amor, el coito y un sinfín de palabrotas definen el acto de procreación de todo cuanto bicho viviente hay en el planeta para la continuidad de las especies. El ‘hombre’, como define miles de diccionarios al ser humano, es uno más de los animales que actúa de la misma manera y por la misma razón. La imperiosa necesidad de depositar el semen ‘macho’ dentro del útero ‘hembra’ para engendrar un nuevo ser de la especie no ha cambiado desde millones de años, salvo, aparte del método ‘normal’ de la penetración del pene en la vagina, los sistemas que aparecieron desde hace ya unos cuantos años de inseminación artificial creados por el mismísimo Homo Sapiens. 
De todas formas, la no tan sabia naturaleza ha creado variaciones de ‘atracción’, ‘instinto’ o como quieran llamarlo para que el macho busque la hembra dependiendo del tipo de ser del que estamos hablando. Está bien demostrado que en muchos casos existen actos de violencia, por ejemplo, entre varios machos luchando por ser el ‘Rey’ a la conquista del harem de hembras, o la hembra ‘en celo’ que es perseguida por un ejército de machos como las ratas detrás del flautista de Hamelin. Pero, un buen día, según la leyenda, llegó Dios, creo dos seres con forma humana, los llamó Adán y Eva, les invitó a disfrutar de los frutos de un jardín llamado Edén excepto los del árbol de la sabiduría que estaba prohibido. Luego, no se sabe porque, apareció una serpiente que les entregó uno de los frutos pecadores, picaron y así cambio el panorama humano en que vivimos hasta el día de hoy. Un mundo continuo de sobresaltos, especialmente religiosos por culpa de los animales más inteligentes del planeta. 
Siglos más tarde uno de estos sabios llamado Charles Darwin, después de increíbles estudios sobre la evolución humana llegó a la conclusión de que lo de Adán y Eva era un cuento chino y que en realidad éramos descendientes originalmente de algún lagarto que luego se transformó en simio y eventualmente en ser humano. Recuerdo la gran película ‘La Herencia del Viento’, basado en un hecho real de los años 20 en USA, en donde un joven maestro de escuela es arrestado por enseñar las famosas teorías de la evolución de Darwin en contra de la ética religiosa del pueblo. 
De todas formas, independientemente de los creyentes o los ateos, la forma de reproducción para la continuación de las especies sigue siendo el mismo. Sin embargo, a medida que ha avanzado la ciencia, especialmente en lo que concierne al cuerpo humano, han evolucionado los conocimientos del aparato sexual. Sumemos otro cambio paralelo que es la misma sociedad que ha transformado su actitud y ha convertido el acto sexual en otro tipo de producto de placer. La famosa obra Kama Sutra fue uno de los primeros, presentando la variedad de posiciones del coito para obtener más placer. Le siguieron los estudios científicos del sexólogo Alfred Kinsey sobre la infinita sexualidad del ser humano. 
Aunque el condón existía desde siglos fue la píldora anticonceptiva que permitió a la mujer disfrutar del placer sexual sin el peligro de concebir un embarazo no deseado. Siempre existió el lado picante con la erótica, la pornografía y los cachivaches, pero más aún, la nueva y masiva información de cómo ‘sacarle más jugo’ al acto sublime que ha evolucionado increíblemente incluso para los de la edad dorada. Aunque a veces molesta la artrosis, interrumpe el llanto de los nietos/as, o a la jefa se le olvidó sacar los chichos, con una ‘pastillita’ milagrosa y una sonrisa; a lo que importa. ¡Ala Celta!

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