Opinión

El Aeroclub vuelve a su origen

Cuando llegué por primera vez a esta ciudad, en 1957, con una maleta y unos palos de golf, Galicia no contaba con un campo ni se conocía este deporte. Los grises de la aduana en la estación marítima no sabían lo que era ese conjunto de palos y la pequeña bolsa de bolas. Por otro lado, Portugal, debido a la influencia británica de los vinos de Oporto, había varios en la zona del norte. Recuerdo que el tenis aunque minoritario sí se practicaba. Había una pista de lo que es hoy el ‘Club de Campo’ de Coruxo pero con las instalaciones en la zona de Vista Alegre de Vigo y las del Cable Inglés en la finca del Castro. Traté de jugar al rugby sin éxito ya que era otro deporte que no se practicaba. Solo pude dedicarme al atletismo. 
Era la época del olímpico Carlos Pérez. Lo conocí cuando entrenábamos en el estadio de Balaidos. Por otro lado me hice socio del Real Club Náutico. Junto con el otro soltero, John Street compramos un pequeño ‘Snipe’. El club era un sitio de reunión de chicos y chicas. En un baile de carnavales conocí a mi futura mujer pero al poco tiempo tuve que volver a Argentina a cumplir con el servicio militar y era imposible ‘dar bolas’ en Campo de Mayo. Años más tarde, ya casado y con hijos volví a Vigo. Cuál fue mi sorpresa al encontrar que a ‘alguien’ se le había ocurrido, por primera vez, hacer algo por el golf en Galicia. Fue el ilustre y dinámico empresario Don Enrique Lorenzo Docampo (Wikipedia) que decidió construir un ‘Country Club’ estilo anglo-sajón que pudiera ofrecer las facilidades deportivas de élite incluyendo el golf, el tenis y curiosamente el tiro al pichón. Construyó solo 3 hoyos y había que esperar a jugar entre tiro y tiro al pichón. 
Al pasar los años murió el tiro, se adquirieron más terrenos y el campo por fin llego a completar los 6 hoyos restantes. Mientras tanto, en la isla de La Toja, en Santiago de Compostela y en la zona de la Zapateira en Coruña comenzaron las construcciones de 3 nuevos campos. Pasaron más años y poco a poco aumentaron los números de campos de golf en Galicia. El de ‘Ría de Vigo’, antes ‘Golf Domaio’ fue el primer gran impulso en esta zona. Durante 2 años fui el gerente de construcción del mismo viendo como las máquinas y el sembrado daban vida al campo. Le han seguido otros excelentes, destacando el de Mondariz Balneario y el de Montecastrove (Meis) Ya suman 20. 
Sin embargo había llegado Tío Paco con las rebajas. Primero; desde hace unos años de que yo sepa, no hay más proyectos en el tintero. Segundo; hay que destacar que la mayoría son de 9 hoyos. Severiano Ballesteros (QEPD) comentó que era, ‘como jugar al futbol en un campo con solo una portería’. Tercero; el nuevo aeropuerto de Santiago se cargó con el único campo que había. Finalmente, soy probablemente el último sobreviviente del Aero Club original cuando fue inaugurado en los años 60. Aún conservo mi tarjeta de socio de 1965. Ahora llegan unos nuevos dueños y quieren volver a transformar el club en uno de multiusos deportivos. Es imposible porque no hay sitio y el actual diseño no lo permitiría. Un campo de golf no es solo el recorrido de varios hoyos. Están los sectores complementarios que son un campo y un ‘Green’ de práctica. Francamente me da mucha pena ya que después de todos estos años Vigo no se merece esto.

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