Opinión

El baúl de la Piquer, cárgalo, que vamos a buscar el botijo del Marqués

Por tierra, mar y aire, así se pira el personal, en busca de un descanso cargado de excesos en la mesa o de ejercicios insufribles en el monte. He dicho se piran porque es la mejor definición para esto nuestro, esta: escapar, porque mas que salir fuera lo que buscan muchos es pirarse con todas las ganas, decir adiós a la rutina, irnos de allí.
Esta estúpida entrada del artículo, entre filosófica cutre y poema de Ramón de Campo-amor, requiere explicación. Predestinado estaba el hombre, algunos progres se niegan a llamarle poeta, para escribir con una escena pastoril de fondo. Ya la hemos hecho nosotros.
El caso es que uno de los amigos que nos cruzamos mensajes de gmail, me escribía a principios de este mes. Decía: “Te escribo rodeado de cajas…con un piso sembrado de barricadas…porque me lo están pintando… No se ni cómo haré para abrir, llenar y cerrar la maleta para el viaje que estoy a punto de comenzar”.  Muchos o pocos, a lo mejor usted conoce al pirado. Estar rodeado de Cajas de Ahorro (ahora son bancos), nos pasaba en Vigo y en Galicia en general, hasta las fusiones.  Lo de las barricadas es anarquista y mi amigo no es tal, seguro, pero tampoco puede referirse  a los revolucionarios que ponen parapetos en plena calle para incordiar. Mi amigo, al hablar de barricadas, seguro, una metáfora que no descifro. Hay  que reconocerle el hallazgo de las barricadas domésticas, que el copyright  es suyo.
La familia se va a Francia. El cabeza de ellos es muy aficionado a la Segunda Guerra Mundial; no a hacerla, sino estudiarla. Lo mismo  la recrea con soldaditos de plomo, el Día D, el desembarco de Normandia. ¿Quién no ha visto una película o serie televisiva sobre este tema? 
Está lo de la Piquer, Concha por mas señas. Ustedes, con que tengan mis años, ya habrán escuchado o visto en la tele aquello de “apoyada en el quicio de la mancebía”, que apollo no existe en los diccionarios, se va jartar si lo busca. También fueron superpopulares y todavía tienen fuerza, algunas de sus creaciones insuperables; “Tatuaje”, “Ojos verdes”. Valenciana, era reina de la copla, que suelen bordar  andaluces. Trajo al mundo otra artista, Concha Márquez Piquer, la única que conseguía que Curro, su marido, no escapara de esa otra plaza. Pero vamos a  cerrar el baúl de la Piquer, en el que cabía todo el ropero, o sea la ropa, pero siendo mucha esta, ella colocaba en el baúl la cesta de la compra para un mes, un brasero por si hacia frio y un ventilador  por si acaso el calor, la caja del apuntador por si se le olvidaba una letra y mil cosas mas. Es una gracieta mia, pero cierto que doña Concha, la madre por  supuesto, cargaba lo imaginable y mas.
Vamos a las vacaciones en una playa española, que ya decía el eslogan de los sesenta, con Fraga como gran jefe de la Información y el Turismo: “Spain is different!”, no hace falta traducirlo. Lo ponían en una valla con un toro, que por algo sería. Claro, ¡la fiesta nacional! Ya lo es menos, porque te prohíben las corridas aquí, te transforman una plaza allá, dicen que no a lo taurino, dicho en catalán.
En los cincuenta, los españoles  sentíamos  la necesidad de motorizarnos. A partir de 1957, el Seat 600 colmó sus ansias (yo no tenía edad todavía),llenó las carreteras y hoy tengo la impresión de que  ningún otro utilitario tiene tantos clásicos como aquel coche mítico. Vine a Vigo en febrero de 1962 y a los pocos meses reparé en el Biscuter , se fabricó incluso antes que el 600 y con frecuencia lo aparcábamos en las Avenidas a peso, es decir levantándolo y cambiándolo de lugar con el uso de la fuerza de dos. Renault  lanzó el mas pequeño de los utilitarios, que en seguida bautizamos como Cuatro latas, con sorprendente capacidad. Ya estaba servidor en la movida con mi  Citroën 2 CV, pero no me reitero, porque hace poco hablé de este coche triunfador,  en un artículo dedicado a Sor Citroën.
Paco Martínez Soria, que le han encontrado un pasado ugetista, ¡manda carallo con el arquetipo de español  casposo! Pues don Francisco aportó un grano de arena  a la  promoción del utilitario español, con “La ciudad no es para mi”, una de las películas exhibidas reiteradamente en la Primera, con Cine de Barrio, y la 13, la tele con capital de instituciones del ámbito religioso.
Dejemos a mi amigo y su familia llenando los sentidos del Louvre, de la Catedral de Notre Dame, si estará allí el jorobadito, y hasta Montmatre, si es que viaje no ha sido a Normandia, sino a París. Nos quedamos mas cerca, en Madrid. Alli estaba servidor, en el diario Informaciones durante seis meses: la mitad de prácticas de la Escuela Oficial de Periodismo y el otro cincuenta por ciento esperando una plaza en plantilla; por medio, me trajeron a Galicia. Entre el verano de 1961 y finales de enero de 192 fue aquella aventura periodística. Los colegas hablaban entonces  de una década antes: El Marqués de la Valdavia, que presidió la Diputación de Madrid, lanzaba su eslogan con frecuencia: “Para veranear lo mejor es quedarse en Madrid, con un botijo”, decía. 
 

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