Tecnología

Los “wearables" no despegan

Las pulseras de actividad, una de las "wearables" clásicas, son utilizadas por un 15% de los españoles.
photo_camera Las pulseras de actividad, una de las "wearables" clásicas, son utilizadas por un 15% de los españoles.

Sólo los teléfonos inteligentes, los conocidos como "smartphones", han irrumpido de forma definitiva en nuestras vidas. Otros muchos, conocidos como "wearables", tienen mucho futuro pero de momento muy poco presente. 

Relojes, zapatillas, gafas, pero también tatuajes, parches, implantes y en un futuro no muy lejano ingeribles, los dispositivos conectados para monitorizar la salud traspasan la frontera de la piel sin haber logrado dar con la fórmula de éxito en sus versiones más ponibles o "wearables".


"Estos nuevos cacharritos tienen una barrera. Las marcas y los proveedores de salud tienen muy claro el beneficio que les reporta, como más información sobre ti, pero nosotros como usuarios tenemos problemas para percibir su valor y utilidad", indica el director gerente de Sanidad en Accenture, Pablo Sánchez Cassinello. "Efectivamente no acaban de despegar. No ha terminado de salir la aplicación de uso masivo que todo el mundo necesita", apunta Javier Lorente Martínez, director de Producto en Telefónica On the Spot.


Según un estudio de 2016 del Observatorio Nacional de las Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información (ONTSI), un 27% de los españoles utiliza dispositivos para medir diversos aspectos de su salud, pero entre estos se incluyen los aparatos de uso más terapéutico, como los que miden el nivel de azúcar en sangre o la presión arterial. El uso de estos últimos, a juicio de Ricardo Vázquez, del ONTSI, seguirá creciendo "porque al final hacen la vida más fácil".


Esta opinión la comparte Matthieu Descamps, representante en España de iHealth, compañía que comercializa productos como glucómetros o básculas conectadas, que ha detectado "un interés creciente" en España por este tipo de dispositivos. "La salud personal no había estado tan monitorizada como lo está actualmente", añade Mario de la Peña, socio de Deloitte Digital.


En cuanto a los "wearables" clásicos, como los relojes inteligentes o pulseras de actividad, el estudio Connected Life 2016 de la consultora Kantar TNS cifra en un 15% el porcentaje de españoles que los utiliza, siete puntos más que en 2015. Es decir, su uso crece pero sigue siendo reducido.


Estos datos nada tienen que ver con la penetración del "smartphone" en España: según los datos del ONTSI correspondientes al tercer trimestre de 2016, siete de cada diez personas en España tienen uno (70,4%), y los fabricantes no van a pasar por alto la oportunidad sanitaria del dispositivo.


"El "smartphone" es ya un "wearable" en sí mismo. No hay coste de adquisición, no hay barrera para el usuario. Las marcas, tanto de servicios de salud, como más comerciales, vinculadas a actividad física u ocio, al final dicen "que mi wearable sea una app dentro del móvil", señala Sánchez Cassinello.


Frente a las ventajas del móvil, para el experto de Accenture los "wearables" de salud arrojan numerosas dudas, por ejemplo sobre quién debe asumir su coste en el caso de los más terapéuticos, y no dejan de ser vistos como un caballo de Troya para lograr los datos del paciente "más allá de las paredes del hospital". "Al final, el valor del dato clínico desde el punto de vista comercial es brutal" y es "el dato que queda por recoger", por lo que no deja de haber "una guerra por quién se lo queda", añade,
El gran problema, explica, es que "son datos desagregados", una barrera más, a su juicio, para que "estos dispositivos avancen". "La ecuación sin resolver" es la creación de un único repositorio en el que almacenar este tipo de información y ya hay actores importantes que están jugando a ser "ese "hub", como Apple con su aplicación Apple Store. "No me extrañaría que Facebook intente lo mismo", agrega.

La privacidad
Para el directivo de Telefónica On the Spot, sin embargo, la preocupación por la privacidad "no es una barrera" para la adopción de estos dispositivos, si no que la razón última es que no se ha producido el click en la sociedad para adoptar los "wearables" por defecto, quizá "porque la duración de las baterías no acompaña". n
 

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