Cartas al director

LA ATENCIÓN A LOS MAYORES

 Los ancianos, los de la tercera edad, o como quiera llamársele, aquellos que están al final de la vida, quizá no puedan sostener que los tiempos pasados fueron mejores. La solidaridad familiar de aquellos momentos, hoy se ha diluido en gran parte. El modelo de familia se ha reestructurado sin que podamos decir lo mismo de la solidaridad entre sus miembros.
El Estado de Bienestar ha puesto en marcha diversas organizaciones para asistir carencias sociales que se puede satisfacer mejor desde la colectividad. La educación pública, la salud integral de los ciudadanos, su bienestar han sido los campos que han reclamado la máxima atención del Estado. Sin embargo no conviene deformar la realidad. Todo tipo de atención dispensado por el Estado, los ayuntamientos, las comunidades autónomas han sufrido un grave deterioro por los recortes, pero también por la falta de sensibilidad social. Una buena parte de los ancianos sufren limitaciones que el Estado y el ayuntamiento como administración más cercana no atienden, Con frecuencia los constituyen en “excluidos sociales”. El Estado y la sociedad del neoliberalismo han contemplado al hombre como “ser productor” de riqueza y receptor de entretenimiento. Terminado ese ciclo de productores y reproductores, el Estado, el ayuntamiento, ya no los considera como seres de interés. Las discapacidades generalmente se manifiestan más radicalmente a edades tardías, por lo que el aumento de la esperanza media de vida conlleva un incremento de los casos de dependencia. La correlación entre la prolongación de la esperanza de vida y el incremento de la dependencia es un hecho evidente.