Cartas al director

de padres agresivos, hijos violentos

 Lo que hace unos tres años era considerado como anecdótico, concretamente las peleas y descalificaciones entre padres en el fútbol base y otros deportes, actualmente ha pasado a convertirse en algo sistemático todos los fines de semana, protagonizado por los progenitores de niños entre 11 y 14 años, ante la atónita mirada de sus hijos.
Para evitar las posibles críticas e identificaciones, dado que las diferencias en el comportamiento son mínimas no se citan nombres ni lugares. Siendo los padres los que asumen el protagonismo debatiendo sus discrepancias a puñetazos y patadas en las gradas, con la consiguiente interrupción de la competición, bajo la atónita mirada de sus propios hijos. Imágenes que quedan grabadas con las consiguientes consecuencias futuras.
Los enfrentamientos, normalmente, siempre comienzan con un intercambio de insultos para derivar en una pelea que normalmente tratan de zanjar familiares y aficionados aunque con escaso éxito, mientras que el resto de los asistentes se dedican a filmar las agresiones para enviarlas cuanto antes a sus amigos, quienes a su vez las reenvían a terceros para nutrir las redes sociales y medios de comunicación.
La gravedad de esta lacra ya no puede ser considerada como un hecho aislado, toda vez que desde el comienzo del año 2017, tales enfrentamientos y violencias se contabilizan por  docenas, tendencia que por desgracia sigue incrementándose, estimándose que en un 80% son los padres quienes inician este tipo de  contiendas. Las  agresiones físicas a los colegiados ya superan los 50 casos cada semana.