Cartas al director

Dialogando

Cada día nos sumergimos en las rutinas cotidianas, recibimos ráfagas de información a través de diversos medios, nos ponemos las orejeras y desarrollamos nuestras más o menos productivas tareas diarias.
Cada día, como capas de una cebolla, pero con anverso y reverso, vamos sedimentando las noticias que recibimos por un lado, y por el otro las capas de protección.
Recibimos noticias sobre recetas gourmet  y sobre personas que pasan hambre a lo largo y ancho de esta tierra, sobre personas con inmensas fortunas y sobre personas que intentan llegar a “otras realidades” para una mejor vida o simplemente para poder pensar diferente, sobre increíbles avances en investigación para el desarrollo del progreso humano (se supone que el de la tierra va unido) y sobre las mayores miserias producidas por el hombre (véase el plástico en los océanos), sobre la protección de los animales y sobre sus maltratos más aberrantes, sobre el triunfo de la idea de Europa, cuna de lo que llamamos civilización occidental, y sobre el desastre de su gestión en estos tiempos, sobre una sociedad  interconectada y al mismo tiempo aislada,  sobre delincuentes de distinto alto pelaje que andan sueltos por ahí y la petición de 4 años de cárcel por robar un bocadillo de chorizo, sobre unos gobiernos del mundo llenos de dirigentes y sobre la falta del liderazgo necesario, sobre el avance de la lucha de las mujeres y un machismo arraigado más allá de la conciencia, sobre nuestro avance en nuestra calidad de vida y el resurgimiento de las ideas más reaccionarias en países democráticos, sobre el triunfo de la libertad creativa en la cultura y las artes y sobre el miedo que lo impregna  todo, sobre la pederastia dentro de la iglesia y… 
Y yo  pienso que la realidad a veces es como comer cristales, y, entonces, sale un pequeño altavoz en una esquina de la radio que está incrustado allí desde hace años hablando solo del “problema catalán” y me cabreo sobre Cataluña, y me parece una complicación pequeña, demasiado pequeña. Nada que no se pueda solucionar dialogando.