Cartas al director

¿Iguales o complementarios?

 Antes y después del pasado día 8 fueron muchos los artículos de opinión, entrevistas, comentarios, encuestas, que llenaron diferentes medios y formas de información y comunicación. La verdad es que la cuestión por novedosa era impactante y podía hacer correr ríos de tinta e imágenes. Las mujeres: trabajadoras, esposas, hijas,...... mostraban ante la sociedad su disconformidad (rechazo) con algunas de las situaciones discriminatorias que la misma sociedad en la que vivimos, permite.
De entre lo mucho que se ha escrito me he fijado, tal vez porqué se publicase con anterioridad a dicha fecha, en el artículo de Nuria Chichilla que adjunto. Aun cuando no comparto en toda su extensión el mismo, si estoy de acuerdo en la mayor parte de su contenido.
Si nos ceñimos únicamente a cuestiones cuantitativas, es más que evidente que existen aspectos en los que la mujer no es considerada, socialmente, de acuerdo con su aportación laboral, familiar o académica.
 Abogar por leyes que lo regulen puede ser positivo ya que de esa forma se posibilita establecer unas normas que fijen unos mínimos que deben respetarse. Creo, no obstante, que normativizar no es la única solución. Todo pasa por tener presente que las personas tienen una naturaleza común (nos formamos en un vientre materno); somos por tanto iguales y al mismo tiempo complementarios. Iguales en cuanto a poder tener semejantes capacidades, valores, conocimientos,.....; complementarios en cuanto a que ser diversos y por tanto con diferentes formas de entender, hacer, creer, .....
Es bueno el equilibrio legislativo o regulador, pero creo más positivo conjuntar (¿conjugar?) los adjetivos utilizados como título.