Francisco Yepes es el padre de Javier, un vigués que en junio del año pasado se quedó tetrapléjico y lleva diez meses ingresado en la Unidad de A Coruña.
“Estábamos en playa de Áncora y mi hijo se tiró de cabeza al mar como hacen muchos chavales de 16 años. Se dio en el fondo y se fracturó la vértebra C4y C5. Estuvo 15 días en el hospital de Braga, donde lo estabilizaron. De cuello para abajo no movía nada, pero aquí en Coruña ha recuperado movimiento de los dos brazos y del cuello y sensibilidad corporal, está un poco mejor”. La familia se repartió las tareas: Francisco alquiló un piso en Coruña, donde vive provisionalmente, mientras su mujer se hace cargo en Vigo de su hijo menor. “He visto gente pasando muchas penurias para poder acompañar a sus familiares, un lesionado medular tiene una estancia media de más de seis meses y no todo el mundo se puede permitir estar fuera de casa tanto tiempo, no solo económicamente sino por temas familiares y también por el trabajo. Yo me considero un privilegiado, pero hay personas que vendieron propiedades o pararon su negocio para poder estar aquí, y en estos meses he visto gente durmiendo en bancos del Chuac y sin ducharse un fin de semana o pacientes que no reciben muchas visitas por el tema económico o los condicionantes profesionales. Cuando vi el impacto en las familias y la foto del nuevo hospital de Vigo pensé que en ese monstruo de edificio podían hacer algo para los lesionados medulares, para no tener que desplazarse a las revisiones o que tras la fase aguda sean derivados a centros más cercanos”, afirma. n
