GONZALO GINER Veterinario y escritor, presenta su última novela

“La vida de cada uno supone la construcción de nuestra propia vidriera vital”

Los animales  ocupan un lugar especial en las novelas de Gonzalo Giner.
photo_camera Los animales ocupan un lugar especial en las novelas de Gonzalo Giner.

Gonzalo Giner llegó a Galicia para promocionar su última novela, “Las ventanas del cielo”.

Después de haber superado los 600.000 lectores con sus cinco publicaciones anteriores, escoge la Edad Media y las vidrieras góticas como elementos clave para desarrollar su trama. Una propuesta literaria de la que habló para los lectores de Atlántico.

“Las ventanas del cielo” comienza en el siglo XV en el reino de Castilla, sin embargo incluye escenarios tan exóticos como las tierras heladas de Terranova al desierto del norte de África. ¿Existía tanta movilidad en aquella época?
Está relacionado con el mercado de la lana. Estos mercaderes se movían mucho, porque tenían negocios en Flandes y Francia, por lo que también manejaban varios idiomas. Pero el recorrido físico del protagonista se relaciona con un recorrido vital.


¿La lana fue el auténtico oro blanco del reino de Castilla?
Generaba mucho dinero. Era el primer producto del reino en importaciones. Los 20 mercaderes que controlaban el monopolio producían una riqueza que pasada a las antiguas pesetas estaría en torno a los 2.000 millones, mientras todo el presupuesto de la Corona no superaba los 800. Pero la lana era más que la simple comercialización, provoca servicios paralelos relacionados con el transporte, fomentando, por ejemplo, el desarrollo de los puertos vascos.


Sin embargo a su protagonista no parece cautivarle este mundo.
Hugo de Covarrubias es un rebelde. Se enfrenta a los deseos de su padre porque no le gustaba el negocio familiar. A través de sus viajes descubrirá su don, artesano de las vidrieras. Le atrapa el magnetismo de las vidrieras y el efecto de la luz rompiendo en colores.


A lo largo de todo el libro el personaje evoluciona. ¿Cómo le influyen sus viajes en este cambio?
Es la vida. A mí me ha pasado. Con la presencia de otras personas se madura, se aprende a adaptarse a los demás y ser razonable. La vida de cada uno supone la construcción de la propia vidriera vital.


Aparecen muchos países descritos al detalle y una contextualización moi concreta. ¿Cuáles fueron sus fuentes de documentación?
Estuve en todos los emplazamientos, menos en Túnez y en Terranova. Entre los escenarios más aludidos está la feria de Medina del Campo, de la que existe hasta un museo. Del mundo de la vidriera no sabía nada y fue Luis García Zurdo quien me introdujo en este mundo.


Como en todos sus historias, en esta también le da protagonismo a un animal, al halcón Aylal. ¿Le pesa su formación como veterinario?
Mi profesión me lleva a conocerlos todos los días. Soy veterinario rural, de granja, y me fascinan los animales desde pequeño. Siempre me interesó entender sus reacciones. Aquí, el halcón representa el aire, el cuarto elemento usado por los vidrieros, que eran auténticos alquimistas: también usaban tierra para los colores; fuego para fundir o agua para pintar.

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