El acusado reconoció que la mató a golpes y con rabia y que tras huir regresó a entregarse
En la primera sesión del juicio por el asesinato a golpes de Divina Pereira de 46 años en septiembre de 2015, el fiscal presentó al magistrado de la Sección Quinta de la Audiencia una modificación de sus conclusiones en las que rebaja la pena que solicitaba al asesino confeso, Diego Pedrido Abalde, de 24 a 20 años de cárcel por un asesinato con alevosía y ensañamiento y el agravante de parentesco al ser ambos pareja. La reducción de la condena estuvo motivada por admitir el reo los hechos en su declaración y quedar probada su colaboración. Además, también rebajaron la indemnización al hijo de la víctima, que vivía desde hacía unos meses con su madre, y que pasó de 300.000 a 100.000 euros. Se le impone también que una vez cumplida la pena deberá estar en libertad vigilada durante tres años, asistir a cursos de igualdad, no aproximarse al hijo de la víctima a más de 500 metros y comunicar al juzgado su residencia, debiendo asimismo firma mensualmente en las dependencias judiciales. La petición del fiscal fue secundada por la acusación particular y la defensa se sumó a la misma.
El acusado, que en la actualidad tiene 33 años reconoció que la mató a golpes y que reaccionó con "rabia" en el transcurso de una discusión que mantuvieron el 6 de septiembre sobre las ocho de la noche. Además dijo que durante la agresión alguien llamó a la puerta y que fue a ver por la mirilla quién era, tras lo que regresó al dormitorio y tomó el pulso a la víctima y se dio cuenta de que la había matado. En el relato del reo, que lleva en prisión preventiva desde entonces, se hizo mención al accidente de tráfico que sufrió cuando huía con su furgoneta, momento en que decidió regresar a Vigo y entregarse.
Diego paró un turismo, cuyo conductor también testificó y contó a la Sala que "lo vi en que salía a la calzada, echándose encima del coche". Este testigo, la primera persona que habló con el acusado después del asesinato, recordó que le pareció que "estaba hundido, como si le hubiera pasado algo malo. Pidió que le llevásemos a la Comisaría y después de insistirle dijo que había hecho algo muy malo y quería pagar por ello", confesando entonces que había matado a su novia.
Relación turbulenta con síntomas de dependencia emocional
Durante la sesión de ayer declararon varios policías que relataron cómo el acusado les contó lo que había hecho, y que mantenía una "relación turbulenta con la víctima". De hecho, algunos agentes que interrogaron a personas del entorno del acusado, refirieron que éstas hablaban de situaciones de vejación y humillación de la fallecida hacia el imputado. Además, tanto una de las forenses como una psicóloga que evaluaron las capacidades del Diego concluyeron que mantenía una relación de "dependencia emocional" hacia la víctima, de la que estaba "muy enamorado", a pesar de que "la relación no era satisfactoria". En el mismo informe forense señalaron a preguntas de la fiscalía que el hombre, pese a tener una "capacidad intelectiva media-baja", es una persona "normal" adaptada e integrada en el entorno social, laboral y familiar. Sin embargo, según las evaluaciones, los peritos infieren que la convivencia con la víctima supuso para él una situación de "estrés, ansiedad y tensión mantenida en el tiempo" que, finalmente, desembocó en un trágico final. Al informe de autopsia, el médico forense ha concluido que la víctima falleció por una causa mixta: un grave traumatismo en la cara y la asfixia por estrangulamiento. Además la mujer presentaba otras contusiones en la cabeza y huellas de pisadas en el abdomen. Todas las heridas fueron provocadas mientras la víctima seguía viva y, según los peritos, "el episodio agresivo fue de tal magnitud que no le permitió defenderse". n
