VIGO

Magisterio presenta un método para enseñar ciencia con cuentos

Sandra Fragueiro y Marta Blanco presentaron en la escuela sendas comunicaciones.
photo_camera Sandra Fragueiro y Marta Blanco presentaron en la escuela sendas comunicaciones.

Se apoya en un sistema que se usaba en el siglo XII en Japón y ya se probó en un colegio

La profesora de Ciencias Experimentales de la Escuela CEU de Magisterio Sandra Fragueiro llevó a la práctica en un colegio de  Baiona un método pedagógico para alumnos de Ciencias que se inspira en el kamishibai, una forma de contar cuentos que se usaba en Japón en el siglo XII y que se apoyaba en un teatrillo en el que se iban mostrando las láminas del relato. En Baiona tuvo muy buena acogida y esperan poder desarrollarlo mediante algún trabajo de fin de grado. Este trabajo se  presentó estos días en la Escuela y también en las últimas Jornadas de Literatura Infantil y Juvenil.
El kamishibai es ahora una herramienta pedagógica que trata de captar la atención de los escolares de los primeros cursos de Primaria para motivarles y mejorar su aprendizaje de las Ciencias. En el proyecto usaron el cuento “El pollito de la Avellaneda”, de Antonio Rubio (texto) y Gabriel Pacheco (ilustración). Este cuento les permitió potenciar la creatividad artística de los alumnos,que hicieron sus propias láminas, además de abordar materias del curso como el cuerpo humano, las profesiones (el protagonista es zapatero), las máquinas o el medioambiente.  
Por otro lado, trabajaron en valores como la ayuda mutua o la vida en sociedad porque la gallina debe pedir ayuda a distintos personajes para salvar a su pollito y cada uno aporta algo. La profesora Sandra Fragueiro asegura que esta herramienta permite “desarrollar competencias clave, involucrar a los alumnos desde la elaboración a la puesta en práctica, y con ello se desarrollan muchas habilidades sociales porque trabajan en grupo, favorece el aprendizaje cooperativo y se estimula el gusto por la lectura,por la escritura y por la ilustración. Creemos que funciona como herramienta pedagógica”.
Este trabajo se publicará en un libro que edita el CEU sobre las Jornadas de Literatura Infantil. 


Santa Teresa despreció los libros de caballería de su juventud

 “Las Sergas del Esplandián” fueron un auténtico bestseller en su tiempo. Es un libro de caballerías que se publicó por primera vez en 1510 y que leyó con entusiasmo una Santa Teresa en plena adolescencia. A su padre no les gustaba que leyese esos libros, pero su madre, también una gran lectora,consideraba que era una distracción y que mientras leía no hacía otras cosas. Sin embargo, con la madurez Santa Teresa reconoció que estos libros le habían hecho perder el tiempo y que no eran lo que ella calificaba como “buenos libros”. Es parte del relato que hizo la profesora Marta Blanco, del departamento de Pedagogía de la Escuela CEU de Magisterio,en una comunicación que presentó en las Jornadas de Literatura Infantil y Juvenil de este año y la semana pasada para los alumnos del centro.
 En su comunicación analiza las lecturas que marcaron la infancia y la adolescencia de Santa Teresa (hasta los 20 años cuando entró como carmelita descalza en el convento de la Encarnación), aprovechando que este año se celebra el quinto centenario de su  nacimiento. Teresa de Ávila aprendió a leer con siete años,algo extraordinario teniendo en cuenta la época, su cultura y su condición de mujer, según explica Marta Blanco, y llegó a ser una de las literatas más importantes del Siglo de Oro. En sus primeros años no todo fueron libros de caballerías con sus historias de héroes que rescataban doncellas y sus batallas. La autora seleccionó tres libros, entre ellos el “Flos Sanctorum” de sus primeros años, un florilegio de la vida de los santos, y una obra espiritual como “Las cartas de San Jerónimo”, que podrían haberle dado el impulso definitivo hacia su vocación religiosa y que le hizo dejar de lado definitivamente los libros de caballerías. La profesora de la Escuela CEU de Magisterio estudió cada una de estas obras además de la posible influencia que ejercieron tanto en la vida de Santa Teresa como en obras que ella escribió como “El Castillo Interior”.
 

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