Comenzó a cantar con cinco años y con sólo nueve ya tenía claro que su futuro estaría encima de un escenario cuando su padre la llevó a un karaoke.
Ahora, a los 21, Miriam Rodríguez (Pontedeume) saborea las mieles de su exitoso paso por Operación Triunfo, donde quedó tercera. Lo hace sin “perder el norte”, dice, pero disfrutando al máximo de un “maravilloso espejismo” antes de que se acabe y dispuesta a seguir trabajando. Ayer firmó discos en Vigo.
¿Quién es Miriam Rodríguez?
Es la misma fuera que dentro de OT. Tenía claro que iba a ser yo aunque estuviera rodeada de cámaras. Eso quizá jugó en mi contra porque al principio esta más centrada en el trabajo. No estoy de acuerdo con que los gallegos seamos cerrados, para nada, pero necesitamos tiempo. Y eso es lo que me pasó, una vez que me adapté me comporté como en mi casa. Desde muy pequeña supe que las Artes Escénicas eran lo mío y así enfoqué mi carrera, gracias a mis padres y mi familia que siempre confiaron en mí , con el compromiso por delante, pero haciendo lo que yo quería. Estudié Arte Dramático, pero me apresuraba mucho, es un mundo difícil. Tocaba en bares, tenía una banda... Pero todo eso es lo que te da la base y te hace ver que hay que trabajar y esforzarse por lo que uno quiere, que nadie te va a regalar nada.
Lanza un mensaje de esfuerzo, trabajo y formación, ¿cree que aprovechó al máximo su experiencia en la academia?
Al 100%. Iba con la idea de ser como una esponja y lo hice en todo momento, no me pude exprimir más, porque era un regalo y nosotros, unos privilegiados.
Ser una ‘triunfita’, ¿es un privilegio o una carga de cara al futuro?
No supone una carga, ante todo somos personas y artistas y nos metimos en un programa de televisión. No considero que sea una ofensa, al contrario, estaré contenta de que me lo recuerden toda mi vida. Sería una tontería y de ignorancia decir que no quiero ser una ‘triunfita’. De todas formas creo que ahora ya no nos identifican así, sino que se nos ve como artistas, cada uno de forma individual con nuestro nombre, no como un colectivo. Rescatamos la esencia de OT gracias a lo éramos nosotros como personas.
¿Con qué se queda con la Miriam intérprete o la compositora?
Tengo muy claro que todo lo que haga quiero que sea mío, que salga de mí. Evidentemente soy también intérprete, pero me gusta hacer mis cosas, porque lo que tu cuentas de una experiencia personal sale de ti de otra forma.
¿Se llega a necesitar ayuda psicológica para afrontar la salida del programa?
No creo que necesites un psicólogo sino una familia que te quiera y te cuide al salir porque es un shock. Hay que saber relativizar. Al terminar del programa te encuentras con un montón de gente que te quiere, te apoya y te motiva. Hay que digerirlo con normalidad y prestar atención a lo bueno que ahora es el 99,9%.
¿Cómo es pasear por Vigo ahora y cómo era antes de estar en OT?
Yo viví aquí y antes no me conocía nadie y ahora me gritan por la calle o me encuentro con Príncipe repleto como el otro día y es un subidón. Gracias a estas personas que me apoyaron estoy donde estoy.
Las preguntas de sus fans
Dos de las miles de seguidoras viguesas de la artista coruñesa, Antí a y Lucía, de 14 años, quisieron traslardarle ayer sus propias cuestiones, antes de la multitudinaria firma de discos protagonizada en la ciudad.
-¿Qué canción de las elegidas para Eurovisión le gustaba más?
La verdad es que todas, hicieron una selección muy buena.
-¿Cuál es su pronóstico para el festival?
Primeros puestos, por supuesto, tengo fe ciega en Alfred y Amaia.
¿Van a preparar algo especial todos juntos a parte de los conciertos?
De momento, tenemos una gira muy potente y luego tendremos que empezar a hacer cosas de forma individual, pero a lo largo de la gira habrá algo especial, que no te puedo decir (ríe).
-¿Cuál de las visitas de artistas a la academia le gustó más?
Me hizo mucha ilusión ver a Andrés Suárez y me impresionó Pablo López pero todas fueron increíbles.
