EDIFICIOS VACÍOS

Urbanismo decide mantener toda la Panificadora, sin derribar partes

La antigua chimenea de la Panificadora ha ido perdiendo elementos y está a punto de venirse abajo.
photo_camera La antigua chimenea de la Panificadora ha ido perdiendo elementos y está a punto de venirse abajo.

La antigua industria viguesa, cerrada desde hace 30 años, está ahora regida por el Plan del Casco Vello

 La antigua Panificadora de Vigo, obra originalmente de Gómez Román de hace casi un siglo aunque muy modificada con el paso del tiempo sobre el original, lleva más de 30 años sin actividad alguna, pero ha conseguido convertirse en uno de los edificios con mayor protección de toda la ciudad. No sólo aparece en el anulado Plan General de 2008 como un elemento a conservar en su calidad de “escultura urbana que marca el perfil de la ciudad”, que incluye los silos y la pasarela anexa, sino que el ayuntamiento ha decidido ir más allá y salvaguardar todo el complejo, al menos por el momento, por lo que en ningún caso se permitirá la demolición, ni ahora ni quizá nunca. 
Es uno de los grandes edificios de Vigo vacíos y desocupados, quizá el más llamativo por su posición y el tiempo que lleva cerrado, en una larga lista que incluye muchos otros de todos los tipos, algunos en perfecto estado de conservación, como el Teatro Fraga  (15 años sin actividad), del antiguo centro de informática de Caixanova, el asilo de Pi y Margall (ya una ruina dentro de Barrio do Cura)  o el recientemente clausurado centro sanitario Cíes, en la avenida de Madrid, que ha quedado en manos de la Tesorería de la Seguridad Social. En la misma situación se encuentra el Xeral, aunque en este caso acaba de conseguir un nuevo “empleo” tras la decisión de la Xunta de convertir la torre y uno de sus anexos en la Ciudad de la Justicia, proyecto que ha conseguido una rara unanimidad y que se irá desarrollando a lo largo de los próximos tres años. 
En el caso concreto de la Panificadora, la anulación del Plan General de 2008 no tiene mayores efectos, explicó la concejala de Urbanismo, María José Caride, ya que al decaer se mantiene el Plan del Casco Vello, que tiene vida propia, y en cuya ordenación se incluye, y que no ha sido anulado. Y dicha planificación contempla la conservación de los principales elementos de la vieja industria, aunque se cae literalmente a cachos: la chimenea ha ido perdiendo partes, y el último temporal sufrido por la ciudad la ha dejado reducida a una pequeña parte de lo que fue, con la posibilidad nada remota de que se venga abajo lo que queda tras años de abandono.  Pero abandono no quiere decir derribo. Caride advirtió de forma rotunda que no se va a dar ningún permiso para demoler el complejo y se mantendría no sólo las partes protegidas sino el conjunto en su totalidad al menos hasta que se decida qué hacer. Según  indicó la responsable de Urbanismo la decisión es firme "y no se va a tirar, nada, ni los silos ni la pasarela, pero tampoco el resto del antiguo complejo industrial".

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