El registro municipal señala que siguen bajando los inmigrantes, unos 800 menos con respecto a 2013

La colonia rumana se convierte en 2014 en la segunda extranjera en Vigo

Ha sido un salto brutal y al parecer sin marcha atrás por el momento.
La colonia rumana en Vigo se ha convertido, a 1 de enero de 2014, en la segunda en número, sólo por detrás de la portuguesa, que en su mayor parte está conformada por personas que llevan muchos años asentadas en la ciudad. El caso rumano es muy singular: hace apenas seis años, en 2008, sumaban la mitad, apenas 704. Y en 2000 no llegaban siquiera al centenar los asentados en la primera urbe gallega. Desde entonces, año tras año aumentando en número hasta alcanzar ahora los 1.551, según las cifras consignadas por el ayuntamiento, lo que convierte a esta población no sólo en la que más aumenta sino también en la primera 'de hecho' por su visibilidad, frente a los 3.000 lusos, integrados con el resto de los ciudadanos. Desde 2013 a 2014, mientras la mayoría de los grupos nacionales extranjeros han disminuido, los rumanos siguen creciendo, pasando de 1.380 el pasado mes de octubre al número consignado en 2014, lo que supone un 10 por ciento más en un período de tiempo muy reducido y con las condiciones económicas todavía precarias para la población local. En total, Vigo tiene a 1 de enero de 2014 un total de 16.654 extranjeros censados, unos 800 menos que hace un año. Hay ciudadanos empadronados de 130 países repartidos entre 28 naciones americanas, 36 de Europa, 38 de África, 26 de Asía y dos de Oceania. Una auténtica 'ONU', con la particularidad de que buena parte de esta población se asienta en torno al Calvario, que es el barrio con mayor presencia de inmigrantes de toda Galicia.


DE RUMANIA A VIGO

En cuanto a los rumanos, las causas del éxodo son conocidas y cualquiera del millar y medio de rumanos indica dos: 'Venimos porque en Rumanía la situación está muy mal y porque al entrar en la Unión Europea podemos movernos con facilidad', explicaba ayer a este diario una chica proveniente de un pueblo próximo a Bucarest, la capital.

Las razones expuestas son dos, la tercera, la proximidad lingüística con el castellano, que permite que cualquier rumano pueda expresarse y comunicarse sin problemas en menos de seis meses. Aunque se han dictado normas que limitan el movimiento de los rumanos por Europa, la realidad es que continúan moviéndose, en especial hacia Italia y España, pese a la crisis de ambos países.

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