Bouzas fue el lugar elegido para presentar ayer el libro El Rey Gallego de África, escrito por José Carlos Espinosa sobre José Luis Bastos, un boucense de 77 años con nacionalidad namibia, que todos los años, con su mujer, regresa a la villa coincidiendo con las fiestas del Cristo dos Aflixidos.
El acto contó con la presencia del autor, del protagonista y de Javier Grande, de la Cofradía boucense, que ejerció como anfitrión. Se desvelaron datos de una vida de película, que ya fue llevada a la pantalla grande por el fotógrafo Delmi Álvarez.
Bastos llegó por casualidad a Namibia hace 47 años para hacerse cargo de los restos mortales de su hermano, fallecido en accidente de coche en el país africano. Ya nunca se marcharía.
En el país le conoce por el rey blanco de África por su amistad con Sam Nujoma, el primer jefe del Estado que es un invitado habitual en su casa y al que califica de hermano. Nujoma introdujo al gallego en los círculos sociales y económicos de Namibia.
Estableció su vivienda en una de las fincas mayores de África, que ocupa parte del desierto más antiguo del mundo. La tribu de los Namas que tenía allí enterrado a sus antepasados, lo proclamó guardián de las tumbas de sus reyes. Sus terrenos también incluyen sabana, montañas y llanuras. Por esta casa pasaron personalidades de todo el mundo, llegando a coincidir hasta tres presidentes de Gobierno comiendo en la misma mesa, incluyendo a Indira Gandhi.
Y así continuaron las historias hasta completar el libro sobre una vida que Espinosa igualó a las minas del Rey Salomón.
Bastos llegó por casualidad a Namibia hace 47 años para hacerse cargo de los restos mortales de su hermano, fallecido en accidente de coche en el país africano. Ya nunca se marcharía.
En el país le conoce por el rey blanco de África por su amistad con Sam Nujoma, el primer jefe del Estado que es un invitado habitual en su casa y al que califica de hermano. Nujoma introdujo al gallego en los círculos sociales y económicos de Namibia.
Estableció su vivienda en una de las fincas mayores de África, que ocupa parte del desierto más antiguo del mundo. La tribu de los Namas que tenía allí enterrado a sus antepasados, lo proclamó guardián de las tumbas de sus reyes. Sus terrenos también incluyen sabana, montañas y llanuras. Por esta casa pasaron personalidades de todo el mundo, llegando a coincidir hasta tres presidentes de Gobierno comiendo en la misma mesa, incluyendo a Indira Gandhi.
Y así continuaron las historias hasta completar el libro sobre una vida que Espinosa igualó a las minas del Rey Salomón.
