vigo

20 años del peor día de Peinador

Un aparatoso accidente terminó con un avión incendiado pero sin víctimas mortales en Vigo.
photo_camera Un aparatoso accidente terminó con un avión incendiado pero sin víctimas mortales en Vigo.

Los protagonistas del aparatoso accidente de Aviaco relatan como vivieron ese día y dicen que fue un milagro

El 21 de marzo de 1994, hace hoy 20 años, el aeropuerto de Peinador vivía el primer y más aparatoso accidente de su historia, aunque no hubo víctimas mortales. Entre los pasajeros viajaban personas muy conocidas, como el secretario general de CCOO, Antonio Gutiérrez, el exalcalde de Redondela, Xaime Rey, el entonces diputado socialista Ventura Pérez Mariño o el montañero César Pérez de Tudela, quien aquel día aseguró que “se pasa peor en estos cacharros que subiendo el Himalaya”.
Un DC-9 de Aviaco, que cubría la línea regular Madrid-Vigo de primera hora de la mañana con 116 personas a bordo, tomó tierra 75 metros antes de la pista en un día de niebla intensa y cuando aún no existía el sistema ILS en Peinador. El avión perdió el tren de aterrizaje, se posó sobre la panza, giró sobre sí mismo, se le rompió el depósito de combustible del lado derecho y se incendió. La rápida evacuación de los pasajeros y la intervención del servicio contraincendios evitó una tragedia mayor.
Solo hubo 14 pasajeros heridos, doce que fueron dados de alta enseguida  y entre los de mayor consideración estaba el secretario genral de CCOO, Antonio Gutiérrez, que sufrió una fractura de rodilla en el platillo tibial derecho, una lesión que le quedó como recuerdo de aquel día fatídico. “No tiene mayor importancia, nunca fui forofo de hacer footing así que no lo echo de menos”. Gutiérrez venía a Vigo para dar una conferencia acompañado de Julián Ariza, cofundador de CCOO con Marcelino Camacho.  “La situación fue bastante dantesca, el avión aterrizó sobre la panza y esto hizo saltar las mascarillas, algunos asientos se arrancaron, yo siempre he sido hipotenso y en ese momento iba medio dormido. Julián me decía ‘nos matamos’, yo le dije que no, que sería una rueda reventada, pero era algo más serio. Un pasajero queriendo ayudar a todos abrió las puertas de emergencia y como una puerta hacía tiro con la otra empezaron a entrar las llamas al avión. Yo iba en la fila 17. La gente empezó a saltar de la portezuela al ala y del ala al suelo porque con el queroseno se resbalaban. Yo empecé a sacar gente, me quedaba de último y apareció el piloto con una linterna preguntando si quedaba alguien. Le dije que no y me preguntó ‘¿quién cojones es usted?’. La gente empezó a gritar: salte, salte que esto explota, y salté de la puerta directamente al suelo, caí de pie y esa fue mi desgracia. Fui renqueando como pude hacia la gente y luego me llevaron al Meixoeiro”. Era víspera de Semana Santa, así que cuando le fueron a ver los periodistas no quiso alarmar y optó por quitar hierro y bromear, “dije que no era nada y que me había lesionado por mi propia torpeza”. Después de eso, le ofrecieron volver en ambulancia a Madrid pero prefirió subirse de nuevo a un avión, donde sigue durmiendo siempre que tiene ocasión. Regresó muchas veces a Vigo porque “es la ciudad en la que nací aunque soy de Orihuela”, ironiza. Más tarde volvió a coincidir en otros vuelos con el piloto y las azafatas de aquel DC-9, que siempre se alegran de verle. En su día Gutiérrez había defendido el comportamiento ejemplar de todos ellos y del piloto recordó que era muy experto, “le apodaban el Fino”.

políticos sin miedo a volar
El entonces diputado del PSOE en el Congreso, Ventura Pérez Mariño, venía todos los lunes a Vigo para dar clase en un curso de doctorado de la Universidad de Vigo. Recuerda los bandazos del avión, cómo se cayeron los paquetes en los asientos y cómo la gente se cubría la cabeza. “Venía gente muy joven, no había niños ni ancianos, la gente gritaba ‘rápido que nos salvamos todos’. Nos llevaron a un campo de hierba y vimos como venían a toda velocidad los camiones antiincendios echando espuma. Luego nos llevaron en autobús a la terminal y nos ofrecieron un café. Las cosas que llevaba encima me las dieron diez días después en la sede de Aviaco en Madrid”. Pérez Mariño no pudo dar la clase aquel día por el nerviosismo del accidente, pero sí se propuso regresar a Madrid esa misma tarde en avión. “Después de eso sí he tenido más sensaciones de miedo  al volar que antes, que no tenía ninguna, ahora cuando se mueve mucho recuerdo la endeblez del avión”, explica.
El entonces alcalde de Redondela y senador socialista, Xaime Rey, venía de una reunión del PSOE en Madrid, acompañado de su mujer, Fita Villaverde, que no volvió nunca más a viajar en avión. “A mí nunca me agradó demasiado el avión, voy más tranquilo en coche o en tren aunque es más inseguro, pero volví a subir aunque cuando hay turbulencias lo paso mal”.
Xaime Rey afirma que “aquel día nacimos todos, pudo ser una tragedia” y añade que “ lo que más miedo nos dio fue ver los titulares del día siguiente como ‘Peinador al borde de la tragedia’ o ‘Milagro en Vigo’. Salió en la prensa nacional y extranjera, hasta en Argentina o en Uruguay se hicieron eco”. El exalcalde relata como de pronto se produjo un golpe enorme contra el suelo y como se encontraron todos encerrados sin saber que podía pasar, con el avión zigzaguenado y saliendo humo por detrás. “Pensábamos que iríamos contra la terminal, son segundos que parecen minutos, pero hubo bastante serenidad en el pasaje porque había mucho ejecutivo. El avión pudo explotar, aquello fue un milagro”. Casi un mes después comentó el accidente con el director del aeropuerto, Juan Maceiras, que temió lo peor y ya estaba pensando donde albergar los posibles féretros. Xaime Rey cogió otro vuelo de regreso a Madrid el mismo día del accidente y al taxi que le debía llevar de Barajas al Senado le dieron por detrás a la altura de Cibeles. “Me bajé del taxi y le dije: ‘mire hoy no es mi día y  usted todavía las puede pagar por mí, acabo de tener un accidente de avión’. Me fui andando al Senado”. n

Te puede interesar