Galicia

La Guardia Civil buscará al homicida de Verfondern en su entorno próximo

Un agente del Equipo de Inspecciones Oculares toma fotos en las inmediaciones del lugar donde apareció el todoterreno.
photo_camera Un agente del Equipo de Inspecciones Oculares toma fotos en las inmediaciones del lugar donde apareció el todoterreno.

Los investigadores localizaron en A Veiga (Ouernse) partes de un cráneo, una tibia y huesos esparcidos en cien metros

Los agentes que rastrearon el paraje de A Portela do Eixo, en las inmediaciones de Lamalonga (A Veiga), levantaron a las 17,35 horas de ayer el cordón de seguridad montado en torno al todoterreno Chevrolet Blazer, calcinado en su interior y sin placas de matrícula, de Martin Verfondern. En ese momento, daban por finalizada una labor que el Equipo de Inspecciones Oculares de la Guardia Civil había comenzado el 18 de junio y que condujo a la recogida de varias partes de un cráneo, una tibia y numerosos huesos triturados. Estaban sin enterrar, cubiertos parcialmente por la maleza y muy esparcidos posiblemente debido a la interacción de los animales. Su proximidad al vehículo parecen indicar que los restos son de su propietario, el vecino de Santoalla (Petín), que desapareció en enero de 2010. 
El descubrimiento dio un giro a la investigación, sobre la que el titular del Juzgado Mixto número 2 de O Barco, Roberto Barba, decretó el secreto de sumario, y fuentes del Instituto Armado ya dicen que se centran en un homicidio. Intentan determinar si pudo ser cometido por una o varias personas. El primer círculo de potenciales sospechosos se trazará sobre su entorno más inmediato tanto familiar (la mujer estaba en aquellas fechas fuera del país) como vecinal. Verfondern mantenía varios frentes abiertos por la explotación de los montes comunales, los cuales proporcionan cuantiosos ingresos por la explotación de la madera.

Ordenador quemado
Los restos humanos no fueron los únicos que recuperaron los tres agentes del Equipo de Inspecciones Oculares, que ayer trabajaron con el apoyo de otros tres policías judiciales de la Guardia Civil de Ourense y la Unidad Cinológica de El Pardo (Madrid). Los investigadores también recogieron partes de un ordenador que había sido quemado y de un teléfono móvil, además de piezas de ropa. Tanto estos objetos, como los demás encontrados en la inspección del lugar, viajarán hasta los laboratorios de la Dirección General de la Guardia Civil, que emitirá un informe en un plazo inferior a 20 días. A su vez, el Instituto de Medicina Legal de Galicia (Imelga), cuyo antropólogo forense acudió ayer al lugar de los hechos, analizará las piezas óseas. En un principio, no detectó impactos de bala o golpes en un primer análisis, aunque el tamaño de los restos no facilita la labor.
Quien ocultó el todoterreno lo hizo bien: logró que transcurriesen más de cuatro años hasta su localización. Al lugar se llega tras subir unos 200 metros de cortafuegos y recorrer los 3,2 kilómetros de la pista de tierra que lo separan de la carretera de Lamalonga. Antes, hay que superar otros ocho kilómetros desde el Alto da Portela, que una pista comunica con Santoalla.
El vehículo apareció parcialmente quemado, después de que el autor de los hechos le prendiese fuego desde dentro. Esta actuación, presumiblemente encaminada a destruir cualquier huella en el interior del coche, sumada a la retirada de las placas de la matrícula, sugieren que quien lo hizo pretendió dificultar la identificación del Chevrolet Blazer.

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