CRÓNICA

El metro más antiguo de España cumple 95 años

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En 1919 el rey Alfonso XIII inauguró la primera línea de Metro de Madrid, el suburbano más antiguo de España y uno de los más viejos del mundo

Ha sido refugio en la Guerra Civil, soporte publicitario y testigo de las vidas de millones de madrileños y visitantes desde hace 95 años, cuando el Rey Alfonso XIII inauguró la primera línea de Metro de Madrid, el suburbano más antiguo de España y uno de los más viejos del mundo.

Con 93 años, Mercedes del Palacio casi iguala en edad a Metro de Madrid, una empresa a la que ha estado muy unida a lo largo de su vida, ya que empezó a trabajar allí como revisora con 18 años, para convertirse al poco tiempo en taquillera, dos profesiones que en las primeras décadas del suburbano estaban reservadas a mujeres solteras.

"El contacto con el público nunca ha sido agradable, había gente que por una avería en el metro o un apagón de luz se quejaba, armaban una marimorena...", comenta la anciana, que más tarde se ocupó de llevar la recaudación del suburbano madrileño.

Lo que sí recuerda con mucho cariño es el contacto con sus compañeros, sobre todo con las otras taquilleras que, como ella, tenían que tratar de vez en cuando a algún viajero "atrevido" que aprovechaba el momento de la compra del billete para hablar con las jóvenes, para desesperación del resto de las personas que hacían cola.

Con el tiempo, Metro de Madrid se ha modernizado con máquinas expendedoras de billetes, ascensores y escaleras mecánicas, pero continúan las prisas, las carreras por los pasillos y las aglomeraciones de viajeros, sobre todo en hora punta.

"Ahora no es nada para lo que había", comenta Juan José López, que acaba de jubilarse tras trabajar como conductor de metro durante 35 años.

Cuando empezó, en los años setenta, el asiento en el que conducía era "como los de las bicicletas", la cabina "incómoda" y "muy pequeña" y, según cuenta, los baches eran habituales en los trayectos, en los que se turnaba con un compañero para advertir a los viajeros de la apertura y cierre de puertas.

"Nos comunicábamos a voces, no como ahora que se hace por megáfonos", relata.

Los cambios también se han notado en la manera de construir el metro, pasando de la excavación manual de los túneles "con pico y pala" a la voraz tuneladora, como recuerda Javier Otamendi, sobrino-nieto del ingeniero Miguel Otamendi, uno de los creadores del suburbano madrileño junto con sus compañeros Carlos Mendoza y Antonio González.

"Querían construir el metro, pero no tenían dinero suficiente para hacerlo y comprar los vagones, así que solicitaron una audiencia al Rey (Alfonso XIII), que finalmente decidió apoyar el proyecto con un millón de pesetas", cuenta.

La foto del monarca el día de la inauguración de la primera línea de Metro de Madrid, entre Puerta del Sol y Cuatro Caminos, es una de las imágenes más destacadas del archivo fotográfico del suburbano madrileño, que cuenta con cerca de 4.000 instantáneas que sirven para hacer un repaso de la historia de la ciudad y de la propia empresa.

Entre ellas, hay una buena colección de fotografías de la Guerra Civil, cuando el metro de Madrid sirvió como refugio contra los bombardeos y para transportar cadáveres y ataúdes hacia los cementerios del este de la ciudad.

También pueden apreciarse los cambios en el logotipo del suburbano, en el uniforme de los conductores y en los modelos de trenes, así como los usos de Metro de Madrid como soporte publicitario, desde la exhibición de carteles hasta el cambio en la denominación de las líneas, como ocurre hoy con la que se denomina Vodafone-Sol.

En sus 95 años de historia, Metro de Madrid ha sido testigo también de la evolución de la ciudad y la ha acompañado en su crecimiento, pasando de las ocho estaciones de la primera línea, de cuatro kilómetros de extensión, a las 300 paradas actuales que suman 293 kilómetros de vías, lo que le convierte en el primero en número de kilómetros por habitante del mundo.

En sus casi cien años de historia el suburbano madrileño ha vivido cambios de moneda y de estilos de moda y, a juzgar por su trasiego diario, con una media de dos millones de viajeros, seguramente seguirá siendo uno de los testigos fundamentales de las vidas cotidianas de los madrileños durante muchos años más.

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