Ángel Rodríguez Coreógrafo, director y docente de danza

“Un coreógrafo tiene que llevar a los chicos al límite y sacarles siempre algo más”

Ángel Rodríguez, durante una de sus clases en Navia.
photo_camera Ángel Rodríguez, durante una de sus clases en Navia.

 Invitado por el Centro Coreográfico Galego, el director Ángel Rodríguez imparte esta semana en la Escola Superior de Arte Dramático (ESAD). Después de los primeros  encuentro con sus trece alumnos (seis estudiantes, tres bailarinas y cuatro profesoras da danza), compartió sus primeras impresiones con este medio.


¿Cuáles son las áreas en las que trabajará en Vigo?
Comenzamos con un taller de danza clásica porque tengo varios alumnos que tienen este tipo de formación. En la segunda parte ya abordamos la improvisación, la coordinación y la expresividad.

Pese a su interés por el estilo contemporáneo, defiende el control de las disciplinas clásicas.
Es la base para todo baile. Para enfrentarse a una coreografía contemporánea es necesario dominar los pasos clásicos o no se logrará el movimiento deseado.

¿Qué valora en un bailarín?
La expresividad, pero sobre todo tengo en cuenta la entrega. En esta profesión es fundamental la capacidad para estar siempre ahí y darlo todo absolutamente. La disposición que muestre es importante, porque para un coreógrafo el bailarín es un instrumento. El resultado final dependerá de su maleabilidad.

Antes de ser coreógrafo fue bailarín. ¿Echa mano de esta experiencia para llegar a los que ahora dirige?
Cuando se ha bailado antes, se tiene muy claro cómo hay que tratar a los miembros de una compañía, dónde se puede pinchar y hasta dónde apretar. La labor de un coreógrafo es llevar a los chicos hasta el límite y sacarles siempre algo más.

En su trayectoria como autor tiene obras muy diferentes. ¿Qué le interesa de cada proyecto?
Me  gusta abordar trabajos muy diferentes, los que se adentran en distintas facetas: teatro, cine, musicales, coreografías para bailarines o para actores. Todo me enriquece y me hace mejorar a la hora de volver con  mis bailarines. Tengo en cuenta otros factores.

Director, profesor y coreógrafo. Toda una vida dedica a la danza, que sin embargo abandonó por un tiempo.
Necesitaba desconectar. Coincidió además cuando dejé de bailar. Tenía que alejarme y reflexionar, ver con perspectiva  lo que había hecho y lo qué quería hacer de mi vida. Y aquí estoy.n

Te puede interesar
Más en Escaparate