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Emery, en el ojo del huracán

Unai Emery anima a sus jugadores en el partido del pasado miércoles.
photo_camera Unai Emery anima a sus jugadores en el partido del pasado miércoles.

Al entrenador del París Saint-Germain, Unai Emery, se le ha puesto cara del perfecto culpable en la opinión pública francesa, tras la derrota de su equipo en el Bernabeu contra el Real Madrid (3-1) en octavos de final de la Liga de Campeones.
El técnico español, que cumple su segunda temporada al frente del equipo francés, está en el ojo del huracán, en el punto de mira de las críticas de los aficionados y de la prensa, que le reprochan sus decisiones y el nerviosismo que trasmitió al equipo en la segunda mitad.
La prestación irregular de Neymar, la ausencia de peso ofensivo de Mbappé y la escasa actividad de Cavani también despiertan críticas al tridente de los 500 millones. Pero han quedado en un segundo plano frente a la responsabilidad del entrenador.
Emery está acusado de haber despertado los fantasmas de hace un año, los del descalabro en el Camp Nou contra el Barcelona, una herida que no parece haber suturado.
Muestra de la frágil situación del entrenador es la urgencia con la que el presidente, Nasser al-Khelaifi, acudió a socorrerle. "Creo en mi entrenador", aseguró el jeque catarí antes de que nadie le preguntara por su futuro, deseoso de vendar una herida ante la vuelta en el Parque de los Príncipes el próximo 6 de marzo.
Más que nunca, el futuro del técnico español está unido a la suerte del equipo en Europa. Esta nueva derrota en un partido de alto nivel merma el crédito del entrenador designado para dirigir una nave plagada de millonarios fichajes.
Condenado a la hazaña, Emery deberá comenzar por gestionar las tres semanas que le separan de su examen final en un ambiente que se prevé tenso y hostil.
El entrenador, que parece haber conformado una máquina eficiente para afrontar los rivales menores de su campeonato, adopta decisiones rocambolescas cuando se mide a montañas como el Madrid. O como el Bayern en Múnich o, a menor escala, el Lyon en su liga.
Tres decisiones que tomó Emery alimentan el debate. Cuando en el minuto 66 Thomas Meunier sustituyó a Cavani, el equipo lo sintió como una señal de cobardía. Un atacante por un defensor, una receta que ya le reprocharon a Emery el año pasado en el Camp Nou cuando ante la avalancha blaugrana en el lugar de sacar al argentino Javier Pastore optó por el más defensivo Grzegorz Krychowiak, lo que acabó por dejar al equipo a merced del Barcelona.
Los dos últimos goles del Madrid llegaron anoche por la banda de Meunier, que según "L'Équipe" vivió una "noche penosa".
Emery apostó en el eje del centro del campo por el prometedor Giovani Lo Celso, que en su campeonato le ha dado un buen resultado durante la larga lesión de Thiago Motta. Pero el rosarino de 21 años cometió muchos errores de juventud e inexperiencia en un escenario como el Bernabeu
La decisión más sorprendente fue dejar en el banquillo al capitán, el brasileño Thiago Silva, sustituido por el joven Presnel Kimpembe, de 22 años. Emery introdujo un nuevo problema en su vestuario. n

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