TERESA PERALES. NADADORA CON 22 MEDALLAS PARALíMPICAS

"La silla es una compañera que me permite alcanzar los sueños"

Perales se encontró ayer con Chano Rodríguez
photo_camera Perales se encontró ayer con Chano Rodríguez

Teresa Perales, que acumula 22 medallas paralímpicas, se prepara para despedirse de la competición en los Juegos de Río de Janeiro entre los cuidados a su hijo, las horas de entrenamiento y la actividad profesional.

¿Cómo mantiene la ilusión para entrenar y competir?
Siempre hay que buscar excusas positivas. En lo deportivo, mi mayor ilusión es que mi hijo me vea en Río desde la grada y que pueda repetir  la imagen de Londres en la que venía corriendo y gritando "mamá campeona".  Él tendrá seis años y seguro que de mayor recuerda cómo su madre ganó medallas.

¿Poder ver la alegría de su hijo es ahora la mejor excusa para seguir entrenando?
Puede ser que sí. La verdad es que pensaba que después de tantos años no iba a tener motivación ni ilusión, pero creo que los que somos deportistas de verdad, que lo llevamos en los genes, es como una semilla. El año pasado estaba más escondida, pero volvió a  crecer y ahora estoy con muchas ganas.

A estas alturas, ¿qué cuesta más mantener, el físico o la mente?
A mí el físico. La cabeza siempre la tuve muy amueblada y con motivación, pero a nivel físico cuesta mucho. Viene la gente joven, que no es que te pisen los talones, es que te los muerden hasta el tobillo. Cada vez cuesta más la recuperación y a los próximos Juegos Olímpicos llegaré con cuarenta años. Pero espero que compense. 

¿Cómo se encuentra, está en condiciones se seguir en posiciones de medallas?
En dos semanas tendré el Campeonato de España y veré un poco cómo estoy y las expectativas que tengo. Es la primera competición importante después de Londres y tengo ganas de estar con los compañeros y disfrutar.  

¿Qué recuerdos tiene de sus primeros Juegos Olímpicos?
Me acuerdo perfectamente, no se olvida nunca. En cada acontecimiento  tienes tus pequeñas historias. En todos estos eventos hay instantes que no se olvidan. Pensando, con el tiempo le das importancia a cosas que en su momento parece que no la tienen. 

En Vigo tenemos a Chano Rodríguez, que es el abuelo.
Él me gana, es el mayor del grupo pero al ser hombre lo tiene un poco más fácil. Yo también soy mamá y tengo que compaginarlo con el trabajo y los entrenamientos y no pienso recortar tiempo a mi hijo, que es el que se lo merece. Soy consciente de que no puedo entrenar lo mismo que para los Juegos Olímpicos de Londres, pero es cuestión de buscar el equilibrio y con eso alcanzar el máximo rendimiento posible. 

Chano siempre nos comenta las dificultades que existen para poder seguir en la élite por la falta de ayudas, ¿vive la misma situación? 
Así es. Vivo en Zaragoza, donde no hay una piscina para poder entrenar en condiciones y me gasto la beca completa para poder disponer de una calle libre una hora al día. Me está costando mucho dinero seguir haciendo deporte y recibes muy pocas ayudas. Es algo frustrante porque después todo el mundo se quiere poner en la foto y a todos les encanta que logremos medallas. Tanto Chano como yo llevamos muchos años. Es cierto que vivimos una evolución a mejor, pero a mí me gustaría salir por la puerta grande en Río y es muy complicado poder hacerlo sin apoyos. Al final, todos los días tienes muchos obstáculos para lograr algo que todo el mundo comparte. 

¿Nota que ahora los jóvenes se acercan más a usted?
Sí, sobre todo después de los Juegos Olímpicos de Londres, hay un mayor conocimiento de los deportes con discapacidad y, cada vez que voy a una ciudad, me encuentro al menos dos personas que me paran por la calle y me reconocen y es algo que me gusta mucho. Sobre todo a una persona cariñosa como yo, que es algo que valoro mucho. Además, creo que los paralímpicos estamos contribuyendo a quitar ciertos estereotipos y a decir a la sociedad que tener una discapacidad no es un drama. 

¿Cómo influye el deporte en su vida diaria?
A mí el deporte, más que las medallas, me proporcionó cambiar la forma como me miran. Antes, me veían con lástima. Cuando me quedé en silla de ruedas con 19 años, la gente que me conocía se llevaba las manos a la cabeza y decía: "Pobrecita que se ha quedado en silla". Ahora, todo el mundo que me para es para darme la enhorabuena y es para estar orgullosa. La silla es algo que va conmigo, forma parte de mi vida y es una compañera que me permite alcanzar los sueños. 

¿Qué medalla le costó más conseguir o pensó que no lograría?
Muchas Pero sin ir más lejos, la medalla 22, la que logré en Londres. Por la mañana pensé que no lo podría lograr. Finalmente, por la tarde reaccioné, sobre todo a nivel mental, y logré el oro. Gané la medalla por la cabeza.

¿Qué siente cuando la comparan con Michael Phelps?
Es muy bonito. Es la primera vez que comparan mis medallas con unas olímpicas y nunca me había pasado en toda mi carrera en España. Además, hubo un titular que me gustó mucho que fue: "El tiburón de Baltimore; 22 medallas olímpicas. La sirenita del Ebro; 22 medallas paralímpicas.n

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