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Que nos quiten lo bailado

La capitana, Estela Doiro, el pasado domingo en A Sangriña.
photo_camera La capitana, Estela Doiro, el pasado domingo en A Sangriña.

El Guardés hace un balance positivo del "hito" europeo, que será el último si no hay ayudas 

En cuestión de diez días, el Mecalia Atlético Guardés vivió toda una odisea. Con largos viajes y  tres partidos durísimos saldados con una victoria, en Kuban ante el Krasnodar, y dos derrotas, en Liga en la pista del Rocasa y el pasado domingo en A Sangriña ante el mentado Kuban, esta última con la consecuencia de la eliminación de la Copa EHF. Con todo, José Manuel Silva, presidente del club, hace "un balance muy positivo en todos los aspectos". Principalmente, porque el máximo responsable de la entidad y patrocinador ha constatado "las grandes jugadoras, profesionales y luchadoras que tenemos en la plantilla".
La idea es que la prueba de valor dada ante un rival de mucha mayor entidad económica –450.000 euros de presupuesto por los 2 millones de las rusas– sirva como punto de apoyo para pelear ahora por los títulos caseros, una vez superado el parón competitivo que acaba de comenzar. "Si este equipo juega como lo ha hecho en los dos partidos ante las rusas, a la localidad de A Guarda le esperan muchos éxitos deportivos", augura José Manuel Silva. En la misma línea, añade que "las propias jugadoras se han dado cuenta de que si lucha, pueden conseguirlo".
Por vivir una eliminatoria como ésta, asegura el presidente que "merece la pena todo. No sólo A Guarda se ha volcado con las jugadoras, sino Galicia entera y todo el balonmano español". Porque, al final, pese a los condicionantes económicos y la certeza de que sería imposible afrontar la fase de grupos sin una ayuda adicional, pasar ronda se convirtió en "una cuestión de orgullo personal y de orgullo de grupo. De alcanzar otro hito histórico. No e vano, todo un equipo ruso ha venido a jugar a A Guarda asustado".

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