La derrota ante el Eibar (1-0) tras otro partido nefasto precipitó la destitución del portugués, sustituido por el valenciano Fran Escribá, que será el tercer entrenador de esta temporada. El equipo vigués está a tres puntos del colista tras ganar sólo uno de los últimos doce disputados.
Cuando acabó el partido de ayer en Ipurua entre Eibar y Celta, Miguel Cardoso ya estaba destituido como técnico celeste, aunque él todavía no lo sabía. De hecho, no lo supo, aunque se lo temiese, hasta después de aterrizar en Vigo a media tarde. A partir de ahí, todo se precipitó. El presidente, Carlos Mouriño, que sabía lo que se avecinaba, evitó las cámaras y se dispuso a constatar que todo estaba cerrado con Fran Escribá para anunciar de forma oficial, a primera hora de la noche, un nuevo relevo en el banquillo, el segundo de la temporada tras el que se produjo entre Antonio Mohamed, que se hospedó en el banquillo céltico doce jornadas, y el propio Cardoso el pasado 12 de noviembre.
Fueron siete horas para dar forma a una decisión ya tomada. Los números de Cardoso en sus casi cuatro meses, pese al apoyo de buena parte del vestuario, que lo había salvado en anteriores semanas, lo han condenado. En 14 jornadas de Liga, apenas 11 puntos merced a tres victorias –tan solo una en las últimas once jornadas– y dos empates. Deja al equipo en la décimo séptima plaza con dos puntos de margen sobre el descenso, tras cogerlo en la décimo cuarta con cuatro. El luso encadena dos destituciones en una misma campaña, ya que a Vigo había llegado tras salir del Nantes francés.
Cuando se apostó, de nuevo, por un perfil de novato en la Liga ya estaba en el mercado Fran Escribá, finalmente el elegido. La necesidad ha hecho variar la apuesta hacia un entrenador menos dado a la filosofía futbolística y más práctico en sus gustos.
Cardoso dio ayer en Ipurua su última rueda de prensa como entrenador del Celta. Y cuando se le preguntó sobre su futuro, se limitó a señalar que "no es momento de hablar de eso". Y prefirió centrar su discurso sobre lo sucedido en el terreno de juego. "Nuestra intención era llegar aquí y tener un equipo compacto sabiendo muy bien que el partido nos iba a dar espacios para jugar", dijo, y añadió que su intención no era "meternos atrás", por lo que consideró oportuno dar "mérito al Eibar".
"No fuimos capaces de comprender que había que crear los espacios jugando a la espalda para que la defensa tuviese que correr hacia atrás. No lo conseguimos hacer y por eso nos tuvimos que defender nosotros", expuso.n
