La reforma global pedida no llega y las obras en Río no empezaron
Dos meses después de la petición pública realizada por el presidente del Celta, Carlos Mouriño, y a poco menos de un mes de que el equipo celeste vuelva a jugar sobre su césped, el estadio de Balaídos no ha sufrido ninguna obra de entidad y tampoco ha avanzado el deseado proyecto entre las tres administraciones públicas para afrontar una reforma global. Ni tan siquiera la actuación ya incluida en los presupuestos del Concello con un partida de 1,2 millones de euros y centrada en la grada de Río se ha puesto en marcha, con lo que todo apunta a que los aficionados retornarán al mismo estadio que dejaron la pasada campaña.
Fue el pasado 18 de mayo, pocas horas después del final de Liga, cuando Carlos Mouriño apuntó que pelearía "sin descanso" por una reforma integral del estadio, solicitando públicamente la colaboración de Concello de Vigo, Diputación de Pontevedra y Xunta de Galicia. En los días siguientes, el ente provincial y el autonómico se mostraron dispuestos a sentarse en una mesa, aunque sin mayor concreción, mientras que el Ayuntamiento rechazó, de entrada, tal posibilidad y se remitió a su propio plan de reforma, que debería iniciarse de forma inminente con la grada de Río.
Desde que el 11 de mayo el Celta jugó su último partido como local de la pasada Liga –victoria 2-0 ante el Real Madrid–, Balaídos ha sido empleado para las presentaciones de los futbolistas, para las finales de la Copa Vigo y de la Vigo Cup y para las jornadas del campus del club. Y la única actuación visible ha sido la eliminación de los asientos en la grada de Marcador, a la espera de los nuevos.
El próximo 16 de agosto, el Celta volverá a jugar en su estadio, en la disputa del Memorial Quinocho con el Cagliari italiano como rival. Se antoja complicado que para entonces se haya iniciado y terminado cualquier actuación importante. Balaídos sigue igual.n
