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Vigo, ciudad de inspiración literaria

Julio Verne perpetuó el nombre de Vigo en la literatura al incluirlo en “20.000 leguas de Viaje submarino”
photo_camera Julio Verne perpetuó el nombre de Vigo en la literatura al incluirlo en “20.000 leguas de Viaje submarino”

La historia local, sus calles y su entorno han servido a numerosos escritores para situar sus historias, en algunas como mero escenario de la trama y en otras como un pilar fundamental del argumento

nnn Carlos Reigosa, Francisco Castro y Fran Alonso son los últimos escritores en ubicar sus novelas en Vigo. Este mes se publicaron las obras de los dos primeros: “A vinganza do defunto”, una novela negra en la que Reigosa recupera a sus personajes el detective Nivardo Castro y Carlos Conde en la investigación de un crimen que tiene su origen en la ciudad en los años 40; y “Tes ata as dez”, en la que Castro ofrece una historia de intriga y suspense. La tercera, “Cabalos e lobos”, aún en borrador, ganó la actual edición del Premio Blanco Amor. Lorenzo hace repaso a los principales acontecimientos del siglo XX en la ciudad. Tanto Reigosa como Lorenzo coincidieron en asegurar que “la novela no podría transcurrir en otro sitio que no fuera Vigo”.
Si bien la presencia literaria local se remonta a la Edad Media, cuando Martín Códax inmortalizó las olas del mar de Vigo en sus cantigas de amor, fue en 1870 cuando Julio Verne la que perpetuó el nombre de la ciudad en la literatura al titular el capítulo ocho de “20.000 leguas de viaje submarino” como “La bahía de Vigo”, donde el capitán Nemo iba en busca del oro de Rande.
Este año, 2014, también enriqueció el carácter novelesco vigués. Así, Alfonso Álvarez Cáccamo recupera parte del legado local con “Os Gotten”, descubriendo retazos de una familia de conserveros, o Elena Gallego Abad que en su serie de asesinatos en “Sete caveiras” analiza el crimen desde la visión periodística.
Pero sin duda los dos escritores de novela negra que pusieron de moda a Vigo en los círculos literarios fueron Domingo Villar, con los dos casos del inspector Leo Caldas en “Ollos de auga” (2006) y “A praia dos afogados” (2009), y Pedro Feijoo, con “Os fillos do mar” (2012). Dos autores, Manuel Veiga y Cid Cabido, suman cuatro títulos publicados en los últimos años a la lista: “Lois e Helena buscándose un día de tormenta” (2006) y “Os xornalista utópicos” (2013); y “Unha historia que non vou contar” (2009) y “Panificadora” (1994). Xosé Monteagudo, con “Un tipo listo” (2009) y  Franco Alonso, con “Oitocentos” (2004) completan los títulos en este siglo que se ambientan en Vigo. En los años 90 quedan las obras de María Xosé Queizán (“Amor de tango”), Laura Caveiro (“Polas inmensas e alleas fortunas”), Fran Alonso (“Cemiterio de elefantes”) o Manuel Forcadela (“Sangue sobre a neve”, “Barato, barato” y “Fóra de xogo”). 
En el repaso por la cara más literaria de Vigo no pueden faltar dos de los pioneros en apostar por la ciudad: Xohana Torres, con su única novela “Adios, María” (1971) y Xosé Luis Méndez Ferrín, con “Antón e os inocentes” (1976), que recupera hechos históricos del Vigo de los años 50.n

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