Hace un mes la vida se detuvo por completo en Paramos

Muy pocas cosas han cambiado en la zona cero, donde ayer se instalaron contenedores para recoger el amianto.
photo_camera Muy pocas cosas han cambiado en la zona cero, donde ayer se instalaron contenedores para recoger el amianto.

En un mes apenas avanzó nada en la zona cero. El desánimo hace mella entre los vecinos que ven lejano el regreso a sus casas

nnn “En décimas de segundo lo perdimos todo. Nuestra vida y esa bendita monotonía que ahora echas tanto de menos”, explica Marco Antonio, uno de los vecinos que se quedó con lo puesto tras la explosión que hace un mes hizo saltar por los aires el barrio de A Torre, en Paramos. El shock inicial se ha convertido para muchos “en desánimo al ver que las cosas no avanzan y que seguimos igual, sin ayudas y sin que se inicien las obras”, comenta Marisa González mientras toma un café en el bar As Rodas, que luce un plástico azul cubriendo la techumbre que voló el día de la tragedia. El miedo que comparten todos los afectados es que “esto se alargue meses”, por lo que han decidido que “no se olvide” organizando protestas y actos reivindicativos como el que tendrá lugar hoy a las 16.30 horas en la zona cero para recordar que hace un mes de la explosión que cambió la vida de toda una parroquia que hasta ese momento nunca había salido en los telediarios.
En la actualidad, el área afectada por la explosión de la nave clandestina sigue prácticamente igual que hace un mes. Hasta el momento se están llevando a cabo los peritajes, se han apuntalado las casas que permanecían en pie y tapiado las ventanas y puertas de algunas viviendas. La única novedad es la instalación de unos contenedores especiales para iniciar la retirada del amianto por una empresa especializada. Este trabajo de retirada de material contaminante comenzó ayer y está condicionado por el propio proceso judicial en curso, por lo que se inicia en la parte exterior del perímetro hasta llegar a la nave, donde será necesario contar con una autorización judicial para poder actuar. Esta operación supondrá un desembolso de 348.000 euros. El ayuntamiento también adjudicó el proyecto técnico de gestión de residuos y un programa de carácter temporal de atención a los afectados en el ámbito urbanístico con la contratación de un arquitecto, otro técnico y un administrativo para apoyar el proceso de concesión de licencias, indispensables para recibir las ayudas económicas. 
 “Es tremendo entrar en tu casa, y puedo decir que soy de las afortunadas porque puedo hacerlo, y encontrarte con las puertas y ventanas reventadas y tapadas. Sin luz y con una sensación de claustrofobia que  me obliga a estar siempre que puedo fuera”, explica Marisa. En el caso de Marco Antonio la situación es bien diferente. Su vivienda quedó completamente destruida, al igual que un anexo, sus coches o la autocaravana con la que disfrutaban las vacaciones. Ahora vive con su familia en una casa alquilada “donde has tenido que comprar de todo para poder entrar”, porque según explica “las ayudas no te las dan antes para que puedas hacer frente a esos gastos, llegan después, tú tienes que poner primero el dinero y hay vecinos que no pueden, que viven al día y para ellos es impensable hacer ese desembolso”. 
El desánimo que parece afectar a todos los afectados se agudiza cuando se habla de los mayores. "Mi padre comentaba el otro día que hubiera sido mejor haber muerto aquel día", explica con tristeza Marco Antonio. Este vecino asegura que muchos "que dicen que no quieren volver nunca más a sus casas. Sólo quieren que les limpien la finca de los cascotes y nada más, tal es la pena que sienten". Y es que todos  tienen la sensación de que "todo esto irá para largo cuando a nosotros nos urge recuperar algo de la normalidad. Al fin de cuentas era tu vida, tu casa y estábamos acostumbrados a esa vida" que a las 16.25 del 23 de mayo quedaba hecha pedazos .n

Te puede interesar