Fiesta equina en el curro de Morgadáns

El rito se impuso a la modernidad. Hombres y caballos volvieron a enfrentarse una vez más en una tradición que los más puristas se afanan en conservar intacta ante la crítica de las asociaciones ecologistas. La entidad local menor de Morgadáns celebró ayer, como cada año, su particular curro, con la presencia de entre 60 y 70 caballos que atrajeron a decenas de curiosos, que disfrutaron de un espectáculo que tiene cada vez más repercusión fuera de las fronteras gallegas.
Esta celebración se desarrolla cada año bajo las mismas normas en el llamado lugar das Fechaduras en la ladera del Monte Aloia, en la vertiente orientada cara el Val Miñor.
La tradición manda que a primera hora de la mañana los ganaderos suben al monte dirigidos por el "bestilleiro" y van acorralando a los caballos.
El rito empieza con A Baixa, tradición que este año se pospuso hasta la tarde. Es una operación de acoso, acorralamiento y conducción de las yeguadas que, en espectacular galopada, van descendiendo hasta llegar al curro.
En éste se realiza la "rapa das bestas". El hombre separa, marca a fuego y corta las crines de las reses. Los animales más jóvenes son puestos de nuevo en libertad, con los machos y las potras.
La operación de separarlas es una multitud de hombres y animales que se pelean entre sí. Ellos tratando de montarlas e inmovilizarlas, mientras que éstas se defienden revolviéndose, alzándose y coceando.
La tradición volverá a repetirse el próximo Domingo, en esta ocasión en la parroquia de Donas de Gondomar, donde se celebra el Curro de San Cibrán.