Vuelta a casa en Serafín Avendaño tras dos meses desalojados
Los vecinos del número 5 de Serafín Avendaño, que tuvieron que abandonar sus casas por riesgo de colapso a consecuencia de unas obras anexas, regresaron al edificio, con medidores de grietas y controles semanales
“Si no se hubiera desprendido parte de la cornisa de la fachada, quizá ahora no lo estaríamos contando”. Paula, una de las vecinas del número 5 de Serafín Avendaño, desalojado en junio por riesgo de colapso, recuerda ya desde su casa el calvario sufrido por su familia durante casi dos meses de desalojo.
El edificio fue desprecintado el pasado 4 de agosto, pero ellos no regresaron hasta hace dos semanas, cuando la constructora responsable de las obras anexas causantes de los daños, colocó fisurómetros (medidor de grietas) en el inmueble. Ella y su marido Fidel residen junto a sus tres hijos pequeños en una de las tres viviendas habitadas del inmueble donde también hay oficinas de una empresa. Ahora, de vuelta a casa, el matrimonio asegura estar tranquilo después de las medidas de refuerzo adoptadas por la constructora para evitar que el edificio se mueva. “Han introducido 90 toneladas de lechada en el subsuelo e inyecciones de resina, con lo que ahora misma los cimientos son de hormigón y en ese sentido creemos que no habrá problemas”, explican. Además, en las partes comunes y las viviendas se han colocado más de media docena de medidores de grietas y se hacen revisiones dos veces por semana para observar si hay algún cambio. También se monitoriza la fachada con “dianas” para las grietas y se mantiene la estructura de refuerzo “hasta que el edificio en construcción alcance la altura del nuestro, según nos han comentado”, explican. Volver a casa fue para ellos una liberación.
“Tuvimos que marcharnos de un día para otro y con ropa para dos o tres días, que fue el plazo que nos dieron al principio”, recuerda el matrimonio. Con tres niños pequeños les encontraron una primera vivienda para poder quedarse, pero “era vacacional y la tenían apalabrada así que mientras buscaban un lugar nos llevaron a un hotel en Sanxenxo”. Fue a partir de ahí cuando comenzó la pesadilla. Paula recuerda cómo “me enteré por casualidad al llamar a recepción de que no nos íbamos a ninguna casa, sino que pretendían que nos quedáramos en el hotel con los tres niños a kilómetros de casa”. “No había casas con espacio para todos disponibles al ser temporada alta, los precios estaban disparados y la empresa nos pedía una factura, algo que no te hacen en un alquiler. De repente nos vimos una noche sin un lugar donde dormir y tuvimos que buscar por nuestra cuenta desembolsando nuestro propio dinero. Esta situación nos ha hecho perder más de 12.000 euros, que pensamos recuperar por la vía legal”. La constructora se ha comprometido a reparar los daños una vez finalicen las obras anexas, aunque su casa apenas tiene. Sin embargo, las grietas también se extendieron al número 3. La academia del bajo ha cerrado de forma temporal, según reza en un cartel, “ante los problemas estructurales del edificio colindante, para garantizar la mayor seguridad hemos decidido suspender las clases presenciales”.
Contenido patrocinado
También te puede interesar
Lo último