Un vigués, en la calle por un derrumbe negligente: “Quiero recuperar mi casa”

Desesperación del dueño de la planta baja de un inmueble en Lavadores cuya cubierta se desplomó en agosto: “Fue culpa de los vecinos de la planta superior y ellos viven allí mientras Urbanismo no nos deja volver y nos reclama 11.000 euros a todos”, señala José Antonio, que con su mujer busca “volver a nuestro hogar”

José Antonio, desalojado de su casa.
José Antonio, desalojado de su casa. | Jorge Santomé

El pasado 26 de agosto, José Antonio recibió en su trabajo una llamada que le cambió la vida. Un vecino de la calle Severino Cobas le avisaba de que se había producido un derrumbamiento en su vivienda, situada en el número 50.

Aquella mañana, la cubierta del inmueble, de tres plantas, se vino abajo y sus moradores salvaron la vida de milagro. “Si llega a ser la tarde anterior, morimos todos”, recuerda este vigués que, desde que ocurrieron los hechos, vive con su mujer una situación límite, “no dormimos, apenas comemos, esto es terrible”.

El estado en el que quedó el inmueble obligó a desalojar a todos los inquilinos, un padre con sus dos hijos en la primera planta y a José Antonio y a su mujer, que viven en la planta baja.

La inspección de los técnicos de Urbanismo llevó al precinto de la vivienda y obligó a este matrimonio a mudarse a casa de sus hijas en lo que pensaron que sería provisional pero que ya se prolonga casi cuatro meses. “Estamos en un piso pequeño, necesitamos recuperar nuestro hogar”, lamenta.

La planta baja del inmueble en la calle Severino Cobas, en su estado actual tras el derrumbamiento.
La planta baja del inmueble en la calle Severino Cobas, en su estado actual tras el derrumbamiento. | J.V. Landín

Él lleva más de medio siglo en esa casa, que pertenecía a su madre, y lo que ha ocurrido ha puesto patas arriba su vida. Los bomberos aseguraron en su momento a este periódico que el desplome se produjo por una manipulación indebida de uno de los elementos básicos de la estructura.

“La vivienda había pasado la inspección técnica, estaba perfecta, pero cortaron la viga maestra y apuntalaron después. De hecho, antes de que se produjera el derrumbe, comenzaron a caer piedras en mi patio y en mi casa. Avisé a los vecinos de la planta superior de que el techo se iba a caer, pero no me hicieron caso” asegura José Antonio que ya ha denunciado los hechos, por los que hay unas diligencias en el juzgado, ya que en el momento del incidente, la Policía tuvo que detener a uno de los vecinos por resistencia a la autoridad, al negarse a abandonar el inmueble.

Y finalmente ocurrió lo que él se temía. La cubierta cedió y el Concello aprobó obras urgentes de desescombro que Urbanismo ha valorado en 10.999 euros. “Hace unos días me llegó la carta con la resolución municipal para que todos los propietarios corramos con los gastos, a pesar de que yo no tuve nada que ver”, lamenta. Afirma que “mi seguro de la casa se desentendió y estoy totalmente desprotegido”, porque, para colmo de males, “mis vecinos volvieron a la casa enseguida pero a mí el Concello solo me permite ir a limpiar y ventilar. Alegaron que ellos no tenían dónde ir y ¿y mi mujer y yo?".

Tras los trabajos con grúa que retiraron toda la cubierta y cascotes “se nos dijo que teníamos que hacer las obras. Intenté hablar con ellos pero no hay forma, han colocado un tejado inclinado hacia mi finca que no recoge el agua y tengo filtraciones. Además el cierre lo están haciendo ellos y cae cemento en mi propiedad".

José Antonio asegura que “trato de demostrar que soy un perjudicado” y confía en que Urbanismo paralice la resolución.

Una denuncia en el juzgado y una cita con el alcalde

José Antonio lleva cuatro meses llamando a todas las puertas sin haber obtenido, por el momento, respuesta. Ha acudido a la Policía, al juzgado, a Urbanismo… Ha hablado con el resto de vecinos del entorno, recabando testigos. “Fue una acción provocada por una discusión entre ellos, entre el padre y los hijos”, así lo relató ayer en su denuncia en sede judicial, donde ya tiene una procedimiento anterior por filtraciones de agua de hace dos años que todavía está sin resolver.

“Las relaciones con estos vecinos no son buenas y ahora todo es peor. De buenas a primeras nos vimos en la calle, sin ropa, sin nada, y con la amenaza de tener que pagar una cantidad a la que no podemos hacer frente, ya no sabemos qué hacer. Mi ilusión era mi casa y ahora estoy pensando en venderla”.

El último cartucho de este vigués ha sido pedir una cita con el alcalde Abel Caballero, de la que está pendiente de confirmación.

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