Vigo extrema la presión contra la droga: un desalojo destapa otro ‘narcopiso’

Las denuncias vecinales y la vigilancia policial ponen en jaque los nuevos métodos de trapicheo en pisos okupas

Publicado: 19 mar 2025 - 06:00 Actualizado: 19 mar 2025 - 09:39

Vigilantes de seguridad, ayer en el edificio de la calle Sagunto, horas después de llevar a cabo el desalojo y la intervención policial.
Vigilantes de seguridad, ayer en el edificio de la calle Sagunto, horas después de llevar a cabo el desalojo y la intervención policial. | J.V. Landín

El frente abierto en Vigo contra la venta de drogas al “menudeo” se ha convertido en una guerra sin tregua. En solo unos meses, la Policía Nacional, gracias a las denuncias vecinales, ha logrado desarticular hasta media docena de ‘narcopisos’ en Bouzas, Calvario o Teis y sigue vigilando otros puntos en zonas más céntricas como García Barbón. Ayer, el desalojo de un edificio de cinco plantas en la calle Sagunto por parte de una empresa privada destapó un nuevo foco de venta y derivó en la detención, por parte de la Policía Local, del único inquilino, un hombre sobre el que pesaba una orden de búsqueda y que era supuestamente el encargado de supervisar la entrada y consumo de drogas.

Los clanes de la la venta a mediana y pequeña escala se lo ponen cada día más difícil a las fuerzas de Seguridad. Lo que antes eran inmuebles vacíos okupados donde además de consumir, había un reguero constante de compradores están dando paso a otro tipo de pisos que funcionan como auténticos negocios con acceso supervisado donde el usuario paga no solo por la dosis, sino por entrar para consumir en estancias habilitadas. De esta forma, eluden las vigilancias policiales al salir sin dosis. En la jerga policial se conocen como ‘pisos chupetes’. 

Fuentes de la investigación confirmaron que el de la calle Sagunto era uno de ellos. Dicho edificio, de bajo y cinco plantas, fue adquirido hace unos años por una empresa que llevó a cabo una importante reforma para ofertar viviendas. Sin embargo, el inmueble fue okupado antes de que pudieran iniciar la venta. No obstante, hubo cambios. Los primeros en llegar acabaron marchándose de forma obligada por quienes decidieron convertir el edificio en un lugar de consumo. 

Así, el primer piso estaba destinado a la entrega de droga (con dosis casi pactadas que se iban reponiendo para evitar guardar grandes cantidades), mientras el segundo, tercer y cuarto piso estaban abiertos, con espacios destinados al consumo. En el ático residía el presunto encargado, un eslabón pagado de una cadena manejada por quien posee, y suministra la droga y recauda los beneficios. 

Ante la imposibilidad de agilizar el desahucio, la propiedad decidió contratar a una empresa que ha hecho de la okupación su negocio. Ayer acudió acompañada de la Policía Local, a quien le dio aviso para comprobar posibles enganches ilegales de suministro y el estado del inmueble.

El ‘inquilino’ no opuso resistencia, pero cuando los agentes comprobaron sus datos, procedieron al arresto al comprobar la requisitoria activa que había sobre él. Los vecinos fueron testigos del despliegue. “Había mucha Policía y se desalojó el edificio”, explicaban en la calle, donde conocían que ahí había okupas. También era ‘vox populi’ que quienes entraban lo hacían para adquirir y consumir droga. De hecho, ya había habido intervenciones policiales anteriores. Precisamente en la misma calle se producía en verano un altercado violento en el que un policía fue apuñalado en una intervención de drogas.

Machetes, munición, básculas para las dosis y detrozos

Tras la detención de la persona que estaba en el edificio, la Policía Local encontró en la zona de venta de drogas, munición, distintas armas blancas tipo machete, así como una báscula para las dosis y plásticos para su entrega. A raíz del hallazgo, efectivos de la Policía Científica y Judicial examinaron la estancia y recogieron muestras y pruebas. El lugar tenía una puerta con ventanilla para la transacción a los usuarios. 

El interior del edificio mostraba importantes destrozos, tal y como mostró en un vídeo la empresa contratada para el desalojo. Puertas rotas, roturas en paredes y techos y suciedad en la mayoría de los pisos, donde se habían realizado las reformas.

La intervención se producía sobre las once de la mañana y se prolongó durante poco más de media hora. En ella participaron miembros de la GOA de la Policía Local.

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