El viacrucis de la Selectividad

La Universidad recibió a cuatro mil alumnos en sus tres campus, un 40% de los que se examinan en toda Galicia, en una jornada que transcurrió sin incidencias.

Caras muy concentradas, algunas de sueño y otras aparentemente tranquilas se vieron ayer por los pasillos de las facultades en los descansos entre examen y examen, en los que hubo alumnos que no se despegaron de libros y apuntes para apurar hasta el último minuto, mientras otros preferían charlar o tomar el aire en el exterior.

En la primera prueba, Lengua Castellana y Literatura, los alumnos pudieron escoger entre un texto de Arturo Pérez Reverte sobre el libro electrónico y el Modernismo, o bien un artículo periodístico de John Carlin y el Romanticismo.

Fue justo después de este examen cuando muchos de los estudiantes se relajaron ante la temida Selectividad, al comprobar que no era tan difícil y que se lo sabían.

Le siguieron los exámenes de Historia, con una doble elección entre la Guerra Civil o el movimiento obrero en España, y los de Filosofía donde los alumnos tuvieron que optar por Platón o Kant.

Por la tarde, fue el turno de Lengua Gallega y Literatura (en este último caso se presentaron obras de Bernardiño Graña y Diego Ameixeiras) y finalmente tras el último descanso el examen de Lengua Extranjera.

En la mente de muchos alumnos estaba ayer, además de la materia que tocaba a cada hora, su futuro en la universidad y el número de puntos que podían conseguir, porque hay quien se juega incluso unas décimas en las pruebas específicas para entrar en las carreras con la nota de corte más alta. Desde 2010 la Selectividad ya no puntúa sobre 10, sino sobre 14, y hay una parte obligatoria y otra voluntaria para subir nota.

La gran mayoría de los que se examinaron ayer venían de un encierro de estudio de más de un mes, primero para los exámenes globales de Bachillerato y desde hace apenas semana y media para preparar la Selectividad.