Comuneros y vecinos alertan del peligro de incendio en los montes de Vigo

Vecinos de las parroquias de Vigo y comuneros alertan de la presencia de parcelas descuidadas que podrían funcionar como un “polvorín” para los incendios ante la llegada del calor y el buen tiempo. En Coruxo, las imágenes de ramas secas abandonadas en los montes causaron la preocupación de vecinos de la zona en un espacio que todavía no ha terminado de recuperarse de los grandes incendios de 2017.

En este sentido, los comuneros de Coruxo que en las ocasiones en las que no se han retirado estas ramas se trata siempre de parcelas “sin estratificación, con separación entre las ramas en el suelo y las de los árboles”. Además, añaden que “a veces no interesa que desaparezcan estas ramas para que se vayan incorporando a la tierra y favorecer la aparición de vegetación”. Así, concluyen que se trata de “una parcela trabajada según el modelo silvícola que se sigue para el eucalipto”, explica el presidente de los comuneros de la parroquia, Antonio Álvarez.

En el caso de las comunidades de montes, centran su preocupación en las parcelas privadas. “Se trata habitualmente de propiedades pegadas a las viviendas que están en estado de absoluto abandono, son un polvorín”, asegura Uxío González, presidente de la Mancomunidad de Montes de Vigo, que señala que según las estadísticas oficiales el 80% de los incendios se inician en propiedades privadas. “Tan solo un 15% de estas fincas están desbrozadas, la inmensa mayoría de la gente no es consciente de que si no cuidan estas propiedades pueden llegar a causar un gran prejuicio a sus vecinos”, señala.

La Mancomunidad de Montes de Vigo intensifica las labores de prevención de incendios desde el mes de marzo con el refuerzo de 18 trabajadores a través del plan de empleo del Concello y otros doce a través de la Xunta. En el caso concreto de los montes de Coruxo, los comuneros explican que realizan trabajos como el desbroce periódico de las franjas de gestión de biomasa de 50 metros que rodean estructuras o lugares habitados, aunque insisten en que en estas zonas, la gran mayoría de los terrenos son fincas privadas. A pesar de todo, Álvarez lamenta que en ocasiones “se criminaliza a los particulares, el rendimiento que pueden sacar a las fincas, las administraciones deberían facilitárselo”.