Una vaca desata el lío vecinal en Sárdoma
Un “cortello” a solo cinco minutos de Gran Vía provoca las quejas de residentes por mugidos, olores o tábanos del animal, que tiene “todos los papeles en regla”. Algunos vecinos irán a la vía judicial
Una vaca rubia gallega es la protagonista de la polémica que tiene movilizados a los vecinos de la calle Enrique Alonso Xalueiro Gaiteiro, en Sárdoma. Se trata de una zona de transición entre la ciudad y la rural sobre suelo urbano consolidado, pero donde la mayoría de los residentes afirman actuar preocupados por el bienestar animal tanto del ejemplar bovino como de dos perros que permanecen atados en la propiedad. Hasta hace unos meses había también varias cabras que ya fueron trasladadas.
“Esta persona no tiene tierras a donde llevar a pastar a la vaca, que permanece en el ‘cortello’ todo el día rodeada de estiércol, el olor es insoportable, hay tábanos y los mugidos de queja son habituales”, asegura una de las afectadas que al igual que el resto de sus compañeros prefiere permanecer en el anonimato. “No quiero líos; hasta hace dos años todo estaba bien, pero trajo a los animales y empezaron los problemas, hubo hasta amenazas”, afirma en declaraciones a Atlántico, una de las residentes que denunció ante su seguro del Hogar. “Vino el perito y quedó impresionado, lo dejó en manos del abogado”.
Problema de convivencia vecinal
Técnicos de Seprona, inspectores de la Xunta y del Concello o agentes de la Policía Local son habituales en el vecindario, sin que hayan encontrado solución. Desde Medio Rural respondieron este verano desestimando la protesta: “Trala correspondente visita dun veterinario oficial, conclúese que non estamos ante un problema de sanidade, nin de benestar animal competencia desta Consellería, senón dun problema de convivencia veciñal de competencia municipal”.
Según los propios vecinos, se activó el protocolo municipal y aseguran que el propietario de los animales “ya debe estar pagando una multa”. Las mismas voces explican que el responsable no se dedica a actividades agropecuarias: “César trabaja en una fábrica, pero dice que le relaja desbrozar y no quiere perder el vínculo con el rural”. De hecho, ante la falta de pasto propio afirman que sale con su chimpín a cortar la hierba de la zonas verdes municipales cercanas.
Aunque este medio no pudo contactar con el propietario de los animales, sí se comprobó que en la entrada principal de su casa almacena varias alpacas y que ayer la vaca contaba con paja limpia sobre el barrizal. El animal luce en la oreja el número de registro, además los propios vecinos reconocen que le realizan las revisiones veterinarias pertinentes.
Los afectados hicieron una recogida de firmas en la que contaron con el apoyo tanto de los residentes de las casas unifamiliares de la parroquia, de la conocida Casa Grande de Aires y del edificio lindante, perteneciente a la urbanización de Aires. María es una de las firmantes. Desde su piso se ve un patio trasero del demandado donde mantiene a uno de sus perros. “Me da mucha pena, casi no tiene sitio para moverse, se pasa el día subido a unas escaleras minúsculas y siempre ladrando, sobre todo desde que no tiene al compañero, que supongo que habrá muerto”.
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