Universitarios vigueses entre las aulas y la oficina

La ruta del emprendimiento a través de las start-ups es, cada vez más, una de las salidas laborales que cautivan a los universitarios y por esa razón instituciones como la Universidad de Vigo dedican esfuerzo y recursos a apoyar a sus estudiantes.

Lo que no es tan habitual es que los propios alumnos, incluso antes de terminar sus estudios, ya monten sus propias empresas y compaginen esta gestión con las clases. Es el caso de los vigueses Luca Riego, Paulo Sánchez y Pablo Dorrío, que desde hace algo más de un año se han dedicado a dar un impulso a su start-up, Krealt, mientras terminan el grado de Ingeniería Informática en el Campus de Ourense.

“Lo que damos en clase tiene mucho que ver con lo que hacemos en la empresa, así que se nos hace más fácil. En época de exámenes sí que es más complicado, pero tratamos de equilibrar el tiempo que le dedicamos”, comenta Riego, CEO de Krealt.

Todo nació con una idea en medio de una cena: “Pablo y yo estábamos en un restaurante y no teníamos ni idea de lo que ponía en la carta. Ahí pensamos que estaría muy bien poder ver lo que vas a comer y se nos ocurrió hacerlo en 3D”, indica. Así nació el germen de esta start-up que se dedica a digitalizar todo tipo de catálogos con una premisa sencilla: que el cliente pueda ver, de forma clara e instantánea, los productos que ofrece una empresa.

Así, estos tres jóvenes aplican sus conocimientos de modelado 3D y realidad aumentada a esta novedosa idea para la que ya están consiguiendo sus primeros clientes. Uno de los mayores atractivos de esta digitalización es que sólo hace falta un click para que los clientes puedan ver las figuras en su teléfono móvil o tablet: “No hace falta tener ningún tipo de aplicación para ello, se ve en realidad aumentada a través de la aplicación de la cámara y es compatible con el 100% de los dispositivos”, matiza el joven CEO.

Pensando en el futuro

Gracias a su idea, y posterior desarrollo, estos tres estudiantes vigueses ya han conseguido el reconocimiento de la propia Universidad de Vigo a través de una de las 10 ayudas dentro del programa Incuvi Emprende con las que la institución trata de impulsar este tipo de proyectos ideados y gestionados por los propios alumnos.

Por el momento, son ellos tres los que llevan todo adelante como pueden: “Yo me ocupo del papeleo, el márketing, la burocracia y el contacto con los clientes y Paulo y Pablo desarrollan el programa y hacen diferentes pruebas”, apunta Luca Riego. Por el momento no tienen una sede física, una de las ventajas de ser una start-up tan centrada en lo digital, pero “tendremos que asentarnos en cuanto crezcamos un poco”, reconoce Riego, que añade que cada uno dedica “unas tres horas diarias” a la empresa mientras acuden a clase, por lo que “quedamos mucho los tres en la facultad y, una vez en casa, hacemos reuniones por Zoom”. Mientras terminan sus estudios, siguen especializando sus habilidades en temas como modelado 3D y realidad aumentada “para tener más tablas y práctica” a la hora de captar más clientes.