El uniforme de Cachamuiña era blanco y otras historias de la Reconquista

Medalla conmemorativa y el uniforme de Cachamuiña.
Medalla conmemorativa y el uniforme de Cachamuiña.

El famoso Bernardo González del Valle, “Cachamuiña”, héroe de la Reconquista de Vigo, era oficial de milicias, de los regimientos provinciales, no de los reales. Por lo tanto, su uniforme era blanco. Es una parte de la historia que, en rigor histórico, deberían tener en cuenta los que organizan la conmemoración del 28 de marzo. Y luego están las contradicciones de celebrar a traidor Morillo que volvió a Vigo en 1823 a reponer al abyecto Fernando VI años después y fusiló en Redondela a los patriotas vigueses que defendían la Constitución. Y cuando vuelven los 100.000 hijos de San Luis a imponer el absolutismo ningún abad de Couto o de Valladares se alzan contra el invasor, porque esta vez no había riesgo de que penetraran por aquí las ideas de la Revolución, sino la reimplantación de la Inquisición que anularan las Cortes de Cádiz. Por lo visto, se ya apagara su ardor patriótico ¿Y qué decir del olvido oficial de otro personaje esencial? Se trata del capitán Coutts Crawford de la fragata británica Venus; es decir, a una de las dos enviadas para ayudar a los sitiadores y, de paso, recoger cautivos a Chalot y sus soldados. Es este oficial el que se hace cargo de los derrotados.

Como queda dicho, “Cachamuiña” en 1791 adquirió el rango de subteniente, siendo destinado a Ferrol. Combatió primero contra los ingleses y alcanzó las divisas de capitán. Tras participar en algunas acciones de la primera fase de la guerra contra Napoleón, volvió a Galicia y se puso al frente de las guerrillas en la zona de Ourense. Luego de la Reconquista de Vigo, donde fue herido cuando derribaba la puerta da Gamboa a machetazos, fue designado gobernador de la villa. En octubre de 1809 el Marqués de la Romana lo designó gobernador de la provincia de Tui. En donde organizó la Legión del Ribeiro, de la que fue comandante con grado de coronel. En 1811 pidió la jubilación como inválido de guerra, siéndole concedida una pensión mensual de 1.800 reales, si bien no comenzó a cobrar hasta 17 años después, luego de muchas instancias de protesta. Realmente, no le pagaron bien sus servicios, de lo que siempre se quejó. Falleció en 1848. Su cuerpo fue trasladado a Pereiró con toda solemnidad el 9 de agosto de 1932, tras un funeral oficial en la Colegiata.

Abría el cortejo un piquete de caballería de la Guardia Civil, un coche repleto de coronas traídas de Ourense, otras del Centro de Hijos de Vigo y de otras entidades. Representaciones de los ayuntamientos y diputaciones de Vigo y Ourense y de otros ayuntamientos de Galicia, niños de las escuelas y diversos grupos y representaciones de entidades culturales y musicales. En el lugar donde estuviera la puerta de la Gamboa se había levantado un arco conmemorativo. Los restos de Cachamuiña iban sobre un armón de Artillería, sobre el que se echaron flores al tiempo que se soltaban palomas. La despedida del cortejo se produjo en el paseo del Franco y los restos del coronel Bernardo González del Valle recibieron los honores de las fuerzas de Infantería de guarnición en Vigo que desfilaron ante el mismo, se hicieron las descargas de ordenanza, y la coral ourensana “De Ruada” entonó un miserere. Seguidamente, el cortejo siguió hasta Pereiró.

A propósito de esta historia, hace años, acudí a Cachamuiña para hacer un reportaje para la radio sobre su tan ilustre hijo.

Medalla conmemorativa y el uniforme de Cachamuiña.
Medalla conmemorativa y el uniforme de Cachamuiña.

Me acerqué a un paisano que fumaba al sol, sentado en un saliente de su casa:

--Bos días –le dije- ¿Sabe vostede quen era Cachamuiña?

--E logo, non vou saber –comentó extrañado, mientras me miraba con asombro-: era un viciño noso que vivía xunta a casa do Manolo, por ese camiño dereitiño…

Con tanta seguridad se expresaba nuestro paisano, que tal parece que conociera al heroico patriota personalmente.

--¿E sabe o señor o que fixo?

--¡¿Cómo non vou saber?! –me replicó poniendo cara de pensar que yo debía de ser tonto, pero prosiguió-: Estaba Vigo en mans dos gabachos e Cachamuiña chegou as portas da vila, fendeunas cunha machada e lles dixoó os franceses “Saída todos e de un en un, ou hai hostias”.

Lo cierto es que nunca nadie me diera una explicación tan breve, precisa, razonable y concreta de un hecho histórico.

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