La única cafetería de O Castro también cerrará por estar pegada a la muralla
Tras el derribo del restaurante El Castillo y el cierre del Mirador, sin interesados en reabrir el negocio, el Concello fija un límite para la concesión del establecimiento que queda
La cafetería-mirador del Castro lleva cerrada desde 2009, cuando terminó la concesión que había sido otorgada por el ayuntamiento vigués en marzo de 1986 y no fue renovada. Desde entonces, la instalación ha ido arruinándose hasta su estado actual, en que ni siquiera es posible el acceso a la plaza de Martín Códax, vallada en todas las entradas. Y no parece que vaya a cambiar la situación, al menos a corto plazo. Fuentes municipales recordaron que se había tratado en dos ocasiones de encontrar algún interesado en hacerse con el espacio y darle nueva vida con otra instalación renovada y adaptada al parque, pero no ha sido posible, pese a que se ofrecían 30 años de explotación en uno de los lugares más turísticos de la ciudad.
Pero como señalaron las mismas fuentes “no hubo interesados” en ninguna de las dos ocasiones en que se salió a concurso. ¿Qué va a hacer entonces el Concello? En principio, la intención sería volver a intentarlo con otro pliego de condiciones con condiciones más atractivas para posibles interesados en explotar dicho negocio, siempre con otra orientación más adecuada. “De momento, sigue a estudio la fórmula para la nueva concesión”, añadieron en el gobierno local. Y mientras tanto, mantener vallada la zona, a la que no se puede acceder por una cuestión de seguridad. El PP ya se ha quejado en numerosas ocasiones del estado del recinto, y la presencia continua de okupas, pero de momento no habrá cambios. Algo similar había pasado en el restaurante El Castillo, que estuvo durante años cerrado y con el edificio en ruina, hasta que finalmente se decidió su derribo completo para así dar más valor a la fortaleza y las murallas del recinto como un punto histórico y al mismo tiempo de atracción turística.
También así va a ocurrir en la única cafetería que queda abierta en el parque municipal, O Castro, en la plaza de entrada al recinto fortificado. Su destino está fijado y el reloj también se ha puesto en marcha, aunque todavía pasarán años antes de su clausura: la concesión administrativa tiene final dentro de siete años, en 2029 y tampoco habrá renovación ni se plantea sacar de nuevo a concurso el espacio para su explotación. Ese año, tendrá que echar el cierre de forma inexorable -salvo cambio normativo- entre otros motivos por ser un establecimiento hostelero construido pegado a la muralla. Como en el caso de El Castillo, prima poner en valor el recinto de la fortaleza sobre cualquier otra consideración.
El Castillo que iba a trasladarse al Reino Unido y se frustró
Las 4.000 piedras que conformaban los restos del antiguo restaurante El Castillo de O Castro fueron numeradas y empaquetadas para su traslado a un almacén del puerto en 2013. Allí iban a estar un año como máximo antes de hacer un último viaje hasta las cercanías de la ciudad histórica de Bath, al sur de Inglaterra, un punto turístico británico por sus célebres baños romanos, los mejor conservados del mundo, donde el empresario Thomas Rothschild aseguraba que iba a reconstruir el edificio. Aquel proyecto se quedó en eso, una idea. En 2017, el arquitecto técnico Ángel Costas, encargado del desmontaje y de la reconstrucción, reconocía que no sabía qué había ocurrido con las 800 toneladas de piedras. Ese mismo año algunas de ellas habían sido extraídas del depósito al pasar el tiempo sin que nadie se hiciera cargo. El propio empresario, que más tarde volvió por Vigo, aparentemente se desvinculó por falta de respaldo económico.
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