METEOROLOGÍA
Una masa de aire frío y nevadas reciben el invierno
Viaje
Viajar conlleva perderse, encontrarse, conocer otras culturas... pero David y Andrea se han ‘pasado el juego’. Él, vigués y ella, donostiarra afincada en la ciudad, se echaron la manta a la cabeza y decidieron vivir la aventura de sus vidas: recorrer toda la costa oeste en una ‘minicasa rodante’ de 8 metros cuadrados. Sin prisa, con el tiempo para empaparse de todo aquello que encuentran y poderlo inmortalizar a través de su Instagram @overlandingwaves. Van ya por 20 meses de travesía, comenzando en Marruecos en abril del 2024. Y aún no ven el final de su aventura.
Amantes de los viajes en autocaravana, encontraron una motivación en Marruecos. “Allí se lleva mucho viajar de esta manera”, aseguró Andrea. Durante otra travesía, esta vez en Costa Rica, conocieron a una familia que llevan 6-7 años en ruta, de un lado para otro. “Si ellos lo hacen, nosotros también”, aseguró. Cambiaron los imposibles por los probables. David pidió una excedencia en el cuerpo de Bomberos de Vigo y ella teletrabaja. Con unos ahorros y el sueldo de Andrea, se pusieron en marcha.
No encontraron grandes trabas en 13 de los 15 países que han visitado hasta la fecha. Ni falta de seguridad. Pero confiesan que el tiempo allí se detiene. No existen las prisas, la dictadura del reloj es inconcebible. Y la gente buscar agradar en todo momento al diferente “pese a que no tienen ni idea y la pueden liar con malas indicaciones”. Si existe un problema, encuentran manos amigas que lo solucionan, pese a que en África “no son fáciles de resolver”. Cualquier avería de su caravana precisa parar 2-3 semanas y esperar a que las piezas lleguen desde España.
Actualmente se encuentran en Yaundé, capital de Camerún, pero llegar hasta allí fue toda una odisea desde la frontera entre Benín y Nigeria. Tanto Camerún como Nigeria son países muy inestables (el segundo envuelto en una guerra) y el paso no se hizo sencillo. “Para cruzar Nigeria tuvimos que ir escoltados por un convoy militar durante 300 kilómetros, porque ellos asocian la persona blanca con Francia y están en contra del actual gobernador, que es muy francófono”, señaló David. El terrorismo de Boko Haram también está presente, así como controles militares a cada pocos kilómetros, con revisores muy armados, bajo los efectos del alcohol y solicitando un pequeño soborno: “Nunca pagamos nada porque nos dimos cuenta de que ellos se acaban cansando con el tiempo y te dejan pasar. Solo quieren su cuota de poder”.
La mala suerte hizo que fuesen a entrar en Camerún durante la celebración de las elecciones generales. Ahí, las fronteras se cierran y no se conoce cuándo volverán a abrir. “Llevábamos 15 días y aún no se conocía el ganador”, apuntó David. Ubicados en Nigeria, se escondieron en un pequeño paraje, para no llamar la atención. Ahí, sí hubo tensión. “Solo lo encontré en Nigeria y Camerún. Son ambientes tensos, donde tienes que estar alerta y desconfiar de todo”, indicó Andrea. Hasta en la embajada en Nigeria intentaron ser extorsionados para entrar en el país. Lo próximo es Congo y la República Democrática del Congo, aunque reconocen que les costará entrar al caducar su visado y encontrar trabas en la burocracia. Se encuentran en conversaciones con la embajada de España aunque, de momento, no encuentran una alternativa. Pero lo importante es no mostrar prisa ni nerviosismo.
David y Andrea han aprendido durante el viaje a ‘desaprender’. A conectarse con lo más básico de la naturaleza humana, donde hay que mantener la mente abierta y no juzgar a nadie. Donde se relativizan los problemas en el día a día y se valora más el escuchar al de al lado. Una forma de vida natural, sin dependencias ni pantallas. Ambos reconocen que la vuelta a Vigo, cuando se produzca (aun sin fecha), será difícil y volverán totalmente diferentes.
Salvo en Nigeria y Camerún, en los demás países en los que han estado (Marruecos, Sahara Occidental, Mauritania, Senegal, Gambia, Guinea-Bissau, Guinea, Sierra Leona, Liberia, Costa de Marfil, Ghana, Togo y Benín) siempre han sido recibidos con una sonrisa. Eterna. Sincera. La sonrisa de aquellos que no conocen otra forma de vida y viven con muy poco. “Ellos viven en la miseria y son felices. Su gente es lo más bonito que tienen”, apuntó Andrea. Han vivido detalles muy bonitos, donde lo más doloroso son las despedidas: “En Guinea, por un problema mecánico tuvimos que quedarnos 3 semanas y conocimos a una familia. Entablamos muy buena relación. Un mes después, nos llamaron para decirnos que una persona de la familia había dado a luz a un bebé, y que se iba a llamar David”.
Aportar es recíproco. David y Andrea han querido también ofrecer algo de diversión a través del cine y de un proyector, donde emiten películas en su caravana. “Se mueren de risa con las películas de Chaplin y Buster Keaton”, señaló. Sin embargo, el humor de occidente no logran comprenderlo y, una vez, quisieron proyectar una película de Pixar: “No hubo ni un niño que se riese. No entendían nada”. Aprovechan también para enseñar documentales sobre la realidad de los migrantes en España para aquellos adolescentes que muestran su deseo por llegar a Europa y, los días de cine en pueblos perdidos, hay niños que “recorren dos kilómetros solo con una linterna para venir a ver una película”. Los amigos que dejan allí empiezan con un “¿por qué estáis aquí?” y acaban con un “os vamos a echar de menos”. Pasará el tiempo y África se acordará de ellos. Y ellos, de África.
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