Tradiciones culturales que enfrentan a vecinos y párrocos en Vigo

Dentro de la Iglesia hay miembros que entiende la religión de la forma más fiel posible a los principios de esta, pero también quien ha tomado una versión ligeramente adaptada a los nuevos tiempos.

Una interpretación ortodoxa, de lo que debe ser la manifestación religiosa, hizo que la romería de Santa Marta de Ribarteme se celebrase este año sin la presencia de ataúdes, generando polémica. El pueblo no entiende la decisión del párroco Don Francisco Javier de Ramiso y por ello ha iniciado un enfrentamiento contra la Iglesia.

Se trataba de una tradición centenaria que cada año atraía a miles de fieles a la localidad, sin embargo, para el sacerdote Don Francisco Javier de Ramiro “era más un espectáculo y no tanto una devoción”.

Los vecinos piden el regreso de los féretros a la procesión, pero el párroco asegura que, mientras el siga siendo el gestor de esa parroquia, la festividad se seguirá celebrando de la misma forma que se hizo este año.

Ante este panorama, la parroquia, junto a su alcalde ha iniciado los trámites para buscar una solución con la diócesis, contemplando incluso la posibilidad de solicitar el cambio de sacerdote.

Con todo, la de Santa Marta de Ribarteme no ha sido la primera polémica que enfrenta al párroco con el pueblo. En Bouzas existe un precedente.

Este año iba a ser el del regreso de las procesiones tras dos años de parón, sin embargo, esta parroquia no celebró las suyas. Miembros de la Cofradía del Nazareno y la Virgen Dolorosa de Bouzas culpan al párroco de este hecho. Desde la Iglesia señalaron que no había gente voluntaria para llevar las imágenes, sin embargo, desde la Cofradía señalan que no era así.

Los encontronazos con el sacerdote Juan Carlos Rial venían ya de antes, por lo que el barrio decidió en abril realizar una recogida de firmas para solicitar el cambio de párroco. Reunieron un total de 621 firmas y se las enviaron al obispo de la diócesis Tui-Vigo quien respondió diciendo que “el escrito le producía un gran dolor” y que "intentaría buscar una solución", sin embargo, sería después del verano, por lo que están a la espera para ver como acaba el conflicto.

Por su parte, Cangas estuvo a punto de vivir la misma historia que Bouzas. Su párroco tampoco quería recuperar las procesiones después de dos años de pandemia. Sin embargo, en este caso la concejal de Cultura y Turismo, Aurora Prieto mantuvo conversaciones con el Arzobispado de Santiago y consiguió que se celebrase aunque no fue en toda su dimensión.

El cambio de tradiciones no es lo único que genera conflicto

A los casos de Santa Marta de Ribarteme, Bouzas y Cangas se le pueden sumar otros conflictos.

El año pasado, el cura de Areas, parroquia de Ponteareas, se negó a oficiar el funeral de una señora original de la localidad que estaba siendo velada en el tanatorio de otra feligresía. Los vecinos protestaron y pusieron pancartas pidiendo su cese, ya que no era el primer enfrentamiento que mantenían con él, pero no se produjo el cambio.

Estos son casos más recientes, pero hace años hubo otros enfrentamientos. Los motivos no estaban entonces relacionados con la forma de entender la religión, sin embargo, el pueblo se ponía en contra de sus curas.

En 2010, en la parroquia de Padróns, también en Ponteareas, los vecinos acusaron al cura, que prácticamente acababa de llegar a la localidad, de haber robado las joyas de la virgen. En aquel momento, la versión del párroco fue que las joyas, valoradas en unos 3.000 euros, fueron robadas de un cofre de su vivienda, al igual que varios electrodomésticos y ropa. Este episodio acabó con un nuevo sacerdote casi dos años después del suceso.

Con todo, los enfrentamientos entre Iglesia y pueblo son algo que se ha dado a lo largo de la historia en momentos puntuales y que la mayoría de las veces ha acabado siendo una simple anécdota que se deja pasar.