Trabajar el 24 de diciembre: “Son mi segunda familia”
Enfermeros, policías o pilotos vivirán una noche especial lejos de sus seres queridos pero afirman que ya están acostumbrados con el paso de los años: “Alguien tiene que hacerlo”
La cena de Nochebuena suele ser un momento de reunión familiar para todos los vigueses. Salvo para unos pocos. Su profesión los mantiene de guardia los 365 días del año, las 24 horas. Policías, enfermeros o bomberos que trabajan en esas fechas aseguran que no es agradable perderse la celebración festiva, pero con el paso de los años ya asumieron que su labor es fundamental para que la sociedad siga funcionando.
Sin embargo, estar de guardia no significa que no se pueda festejar la Navidad. Algunos en soledad, otros en compañía, pero buscan cada uno hacer que esa fecha sea diferente a los anteriores días. En el hospital Álvaro Cunqueiro, concretamente en la planta de traumatología, pretenden juntarse la plantilla trabajadora (entre 13 y 15) delante de una mesa para disfrutar de una cena, que consistirá en empanadas, tortillas, algún embutido y otros platos caseros. “Suplimos de esa manera no poder estar con nuestros seres queridos.
Para mí, son mi segunda familia”, señaló la enfermera Esther Valverde. Pese a que tendrán que estar vigilantes y “comer por turnos”, vaticina que será una noche tranquila. No como Urgencias, lugar donde trabajó anteriormente: “La gente que acude allí está enferma de verdad, y hay más trabajo que un día normal”. Emilio Herrera, inspector de Policía, afirma que tanto él como su familia “ya estamos acostumbrados” tras 41 años de servicio: “Lo bueno es que compartes un momento diferente con otros compañeros.
Eso también es bonito”. Leonor Estévez, trabajadora del 061, cenará también acompañada de su equipo, aunque “no sé a que hora. Podría ser a la una de la mañana tranquilamente si la noche es ajetreada". El traumatólogo Jorge Zugasti, al igual que su compañera de planta Esther Valverde, indica que, aunque es una noche para pasarla en familia, “alguien tiene que hacer este trabajo”, designado por sorteo: “Te puede tocar tres años seguidos como no tocarte nunca. Es puro azar”. El piloto de aviones Guillermo Davila no volará esa noche, pero estará en Madrid preparándose para el siguiente día: “Cenaré solo y llamaré a mis padres. Les hará ilusión verme”.
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