Del Camino a altas cumbres

Los retos se diluyen y se transforman en sueños hechos realidad para los integrantes de Discamino, un proyecto que desde hace 12 años recorre sendas de toda Europa con personas de diferentes capacidades. En esta ocasión, y pese a las trabas impuestas por el covid, Javier Pitillas y su equipo ya tienen todo organizado para lanzarse a otras cinco rutas. Dos de ellas un auténtico desafío que les permitirá tocar el cielo con la punta de los dedos tras subir las cumbres de dos de los picos más altos de la península, el Mulhacén y el Veleta, ambos en Sierra Nevada.

Uno de los proyectos de este año les llevará a realizar los tramos del Camino Portugués que separan Vigo de Santiago. La idea es permitir que aquellas personas que no estén en condiciones de disfrutar de los proyectos de más envergadura puedan al menos saber qué se siente al hacer parte de la ruta jacobea. Las salidas previstas serán tres con triciclos, la primera fue este pasado fin de semana, la segunda quincena de julio y el último fin de semana de ese mismo mes.

Uno de los mayores retos del verano será la subida de los dos picos de Sierra Nevada, una hazaña que según explica Javier Pitillas afrontarán el 2 de julio y que llevarán a cabo en dos únicas jornadas. La primera será la subida del Mulhacén, que con una altitud de 3479 metros, es el pico más alto de la península ibérica y el segundo de España tras el Teide. Al día siguiente se lanzarán a vencer El Veleta, con 3.398 metros de altura. Ambas cumbres son dos de los destinos más deseados por los montañeros que además del desafío encuentran aquí paisajes de una belleza incomparable y un mirador desde el que en días claros se puede ver la costa marroquí, la vega de Granada y Almería.

El Camino Portugués volverá a ser recorrido a partir del 22 de julio para, el 15 de agosto iniciar el proyecto de enlaces de caminos que hará un recorrido por las principales rutas que atraviesan la península. Un nuevo desafío en el que participarán 16 personas y que era “algo que queríamos hacer hace tiempo”, explica Javier Pitillas, que reconoce que la organización y logística ha sido este año “mucho más compleja que habitualmente, ya que muchos de los lugares en los que pernoctábamos no podían recibirnos ahora por la situación sanitaria que vivimos”. Pese a las dificultades, y como asegura uno de los impulsores del proyecto, “todavía quedan muchos retos. Siempre hay algo por hacer”.