“Somos dos supervivientes del sida del Vigo de los 90”

El final de la década 1980 y el principio de los 90 estuvieron marcados por los problemas generados por el consumo de estupefacientes y por una nueva enfermedad de la que apenas se sabía nada, pero que se iba cobrando la vida de las personas que la padecían. Era el Sida, el síndrome de inmunodeficiencia adquirido, enfermedad que desarrollaban las personas portadoras del virus del VIH y que era prácticamente una condena a muerte.

Teresa García y Charo Pérez son dos mujeres que se contagiaron del virus en esos años y que hoy disfrutan de una vida completamente normalizada gracias al desarrollo de los nuevos tratamientos y al apoyo recibido por el grupo de autoapoyo Imán de Vigo, un movimiento pionero creado en 1990 en el seno del Centro Preventivo y Asistencial de Drogodependencias del Concello de Vigo (Cedro). “Sí, somos de las pocas supervivientes del sida de aquella época”, comentan, entre entristecidas por los que ya no están y orgullosas por su logro.

Fue un largo camino hasta aquí, como recordaron en el acto de aniversario de Imán, celebrado ayer, en vísperas del Día Internacional del Sida, que se conmemora hoy, 1 de diciembre.

Charo Pérez comenzó en los 90 como colaboradora del programa Sereos y asistió a seropositivos que vivían en un piso de Cedro. “Eran cinco personas y nos los quería nadie. Yo los cuidé. Nadie les quería, ni la familia los quería en casa”, explica. Después, ella misma se contagió y fue Cedro quien la ayudó. “Me contrataron y mi vida cambió”.

Teresa García contrajo el VIH por su adicción a las drogas. Hoy es mediadora sociosanitaria en Médicos del Mundo. “Mujer, consumidora de drogas por vía inyectada, usuaria de Cedro con la metadona... Lo tenía muy difícil, pero me contrataron y me dieron la oportunidad de salir de ahí”.

Ambas destacan el señalamiento al que estaban sometidas en aquella época, que llevaba incluso a sus familias a apartarlas en situaciones tan cotidianas como comer juntos. “No te dejaban ni coger a los niños”, recuerda con tristeza Charo Pérez.

Afortunadamente, la situación ha cambiado mucho en estos 35 años gracias a los avances médicos, aunque los portadores del VIH siguen siendo estigmatizados. “La enfermedad más oportunista que hay es la pobreza y eso sigue estando ahí. Hoy en día hay mucha gente seropositiva que vive en la calle que no accede a las consultas”, explica Teresa García.

Esta profesional ve aún prejuicios hacia esas personas en el ámbito sanitario por la falta de constancia en los tratamientos. En el caso de las mujeres, también hay una culpabilización por su situación que “no deja de ser otra forma de maltrato”.

No obstante, ambas afrontan el futuro porque, hoy en día, esta es “una enfermedad crónica que te permite hacer una vida completamente normal”.

Imán celebra 35 años de apoyo a los seropositivos

El Imán celebró en la mañana de ayer un emotivo acto ante la iglesia del Cristo da Vitoria, en Coia, centro parroquial que ha prestado apoyo a este grupo de autoapoyo desde su creación y donde hace 21 años plantaron un cedro en señal de agradecimiento. Con presencia de una treintena de personas, entre usuarios y colaboradores, se recordaron los logros conseguidos en estos últimos 35 años, en los que este colectivo ha reivindicado una Unidade Intrahospitalaria de Coidados Paliativos, la puesta en marcha programas de metadona y la reducción de las penas de cárcel. También se recordó el trabajo de acompañamiento y duelo por tantos enfermos de sida fallecidos.

El histórico activista Antón Bouzas quiso tener palabras de optimismo. “Hoxe estamos moito mellor que no pasado. É bo entedelo para saber as cousas que se fixeron ben e permitiron que a sociedade se transformara”.